viernes, 5 de mayo de 2017

Fundamento de la dignidad

Del libro de Robert Spaemann LO NATURAL Y LO RACIONAL. ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA. Título original: Das Natürliche und das Vernünftige. Aufsatze zur Anthropologie, Piper, München-Zürich, 1987. Traducción: Daniel Innerarity y Javier Olmo. Tercer ensayo: Sobre el concepto de dignidad humana.

Fin en sí mismo por antonomasia


Megalopsychia (Magnanimity)*
Aristóteles ha ofrecido una magnífica exposición de la dignidad bajo el título de megalopsychia. * Como signos exteriores de ella nombra los siguientes: una voz profunda (en todas las versiones musicales de la Pasión Jesús es representado por el bajo), paso lento, conversación escasa y reposada. En todo ello se expresa: el que tiene grandes intenciones tiene grandes y, por tanto, pocos fines. Se considera a sí mismo de un gran valor y por eso no le importa la aprobación de los demás. En cualquier caso, estima más el valor que la vida. Tampoco es exaltado. No corre para coger el tren. Para las cosas que le parecen importantes el tren no llega ni pronto ni tarde.

La dignidad impone algo así como una cierta distancia respecto de sí mismo como realidad natural. Y es precisamente esto lo que le confiere un carácter absoluto, frente al cual ni la del roble ni la del león pueden tomarse en consideración. Es una idea relativamente tardía la de que el hombre como tal y por antonomasia ** tiene una dignidad que debe ser respetada y que no depende de determinadas funciones. Es una idea que surge con el estoicismo y con el cristianismo. Un célebre texto de la liturgia romana de la misa dice: "Oh Dios, que has establecido admirablemente la dignidad de la naturaleza humana y de un modo más admirable la has elevado...".

¿Cuál es el fundamento de que consideremos al hombre como un fin en sí mismo que debe ser respetado y protegido incondicionalmente por todos? Se trata de algo que reside por antonomasia en sí mismo y cuyo sentido no se obtiene en función de algo distinto. El fundamento de que concedamos una superioridad a los miembros de nuestra especie, ¿descansa únicamente en el hecho de que se trata de nuestra propia especie? Esto no nos distinguiría esencialmente de otros seres vivos que, a su vez, también se consideran fines a sí mismos. Pero el concepto de dignidad se refiere a la propiedad de un ser que no es sólo "fin en sí mismo para sí", sino "fin en sí mismo por antonomasia". No necesita ninguna demostración el hecho de que algo es para sí mismo su propio y último fin y que no puede ser convertido por otro en un mero medio para un fin totalmente extraño. El ratón es también un fin último para sí mismo, pero no por eso lo es para el gato. Y el que un hombre pagara cualquier precio por vivir no es para el león un motivo para dejarle con vida.

Todos los intentos de entender únicamente de este modo el carácter de fin en sí mismo del hombre -que el hombre es la realidad terrena más alta para el hombre, el fin más alto para sí mismo- no aciertan con el concepto específico de dignidad humana. De este modo sólo se podrían establecer normas de respeto mutuo y constituciones que codifiquen estas normas, como una complicidad de la especie homo sapiens frente al resto del mundo, complicidad que no distingue al hombre del resto del mundo. Y además, desde esa posición, que yo denominaría anti-ontológica, no se puede deducir ningún argumento concluyente contra el asesinato en secreto y sin dolor de un hombre que carezca de familia. Si ese hombre sólo tiene un valor para sí mismo y no es un absoluto "fin en sí mismo", entonces sería válido para este caso el asesinato perfecto: si es eliminado el sujeto que considera su propia vida como algo valioso, no se puede hablar de una "pérdida de valor". Pues el carácter valioso de esa vida dependía del sujeto para el que dicha pérdida tenía valor. Y lo mismo puede decirse de la aniquilación de la humanidad por medio de una catástrofe atómica. Si todo valor es relativo al sujeto que valora, no se puede llamar crimen a la aniquilación completa de todos los sujetos que valoran. Esos sujetos no sufren ninguna pérdida si desaparecen.

La existencia no es un valor por cuya pérdida se vuelve uno más pobre, pues no puede empobrecerse quien ya no existe. Lo contrario sólo podría suceder bajo dos supuestos: si el hombre sobrevive a su propia muerte física -de tal modo que el sujeto con el que se ha cometido una injusticia continúe existiendo- o si existe ese Dios del que el salmo dice: "Preciosa es a los ojos del Señor la sangre de sus mártires". Sólo el valor "en sí" del hombre -no únicamente para los hombres- hace de su vida algo sagrado y confiere al concepto de dignidad esa dimensión ontológica sin la cual no puede pensarse siquiera lo que con ese concepto se quiere expresar.
Horkheimer y Adorno

El concepto de dignidad significa algo sagrado. En última instancia se trata de una idea metafísico-religiosa. Horkheimer y Adorno lo han visto muy bien al escribir que contra el asesinato sólo habría propiamente un argumento religioso. Aunque no se trata por cierto de un argumento contra el asesinato, sino para la consideración religiosa de la realidad. Es un error todavía no superado pensar que se podría renunciar a la consideración religiosa de la realidad sin que con ello se perdieran no pocas cosas a las cuales no es posible renunciar tan fácilmente.

megalopsychia: grandeza de alma (http://terminosfilosoficos.blogspot.com.es/2006/12/megalopsychia.html)
Imagen: Megalopsychia (Magnanimity), is the central panel of the mosaic in the so called Yaqto House in the suburb of Daphne , near Antioch. Mosaic pavements found in cities of the East such as Antioch and Apameia reflect the great prosperity that these cities enjoyed. Antakya, Hatay Archaeological Museum. inv. 1016. (http://www.fhw.gr/chronos/projects/justinian/en/other/pics/j3cp1.html)

** por antonomasia.
1. loc. adv.  Denota que a una persona o cosa le conviene el nombre apelativo con que se la designapor serentre todas las de su clasela más importanteconocida característica.

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