Tercer fragmento de la Conferencia pronunciada por Robert Spaemann en un Simposio de la Fundacion Siemens, en Munich, el 27 de mayo de 1997 titulada: Wie praktisch ist die Ethik? Publicada en en el libro de la editorial Eiunsa Robert Spaemann: Límites. Acerca de la dimensión ética del actuar con el título ¿En qué medida es práctica la ética?
El riesgo de entrar en bucle
El origen de los fallos puede ser muy diferente: la curiosidad científica, la ambición, la negligencia, la desidia. Estas actitudes tienen una dimensión ética precisamente porque disminuyen el valor del hombre que se deja guiar por ellas. Pero para aquél que se ve perjudicado por las acciones de otros lo ético radica en cómo él se comporta ante esos perjuicios. Lo ético es lo práctico en sentido propio. No se trata ahí de las conexiones causales cuyo conocimiento estructura nuestro actuar, sino de la manera en que adquirimos tales conocimientos y de ellos pasamos a la acción.
continuación
Nos encontramos aquí una vez más con la dualidad de lo correcto y lo erróneo, pero ahora no como lo verdadero y lo falso, lo adecuado y lo inadecuado, sino como lo bueno y lo malo.
La ética filosófica trata de explicar de manera teórica el sentido de esta distinción y llenarla de contenido, esto es, trata de determinar qué sentimientos, actitudes y contenidos de la acción han de ser considerados buenos y cuáles malos. ¿En qué se puede apoyar en este intento? ¿Cuál es la relación de esta reflexión sobre la praxis con la praxis misma? ¿Puede la ética orientar la praxis? ¿Puede decirnos lo que debemos hacer? El caso es que no hay algo así como la ética; hay profesores de ética. Y la pregunta, por tanto, ha de rezar más bien como sigue: ¿pueden los profesores de ética decir a otras personas lo que deben y no deben hacer? Y en caso afirmativo, ¿qué profesores de ética? A menudo profesores de ética diferentes aconsejan cosas contrapuestas, de tal modo que lo ético, en determinadas circunstancias, reside en realidad en elegir quién va a ser nuestro consejero.
De nuevo la ética parece un diálogo infinito que permanece inconmensurable con lo que hay que hacer aquí y ahora. Quizá conozcan la «tortuga lógica» que ideó Lewis Carroll (1). Dos interlocutores, digamos que Pedro y Luisa, discuten sobre si es el caso que «y». Luisa cree que «sí», Pedro que «no». Luisa consigue que Pedro admita «y» si se le demuestra que es el caso que «x». Entonces Luisa muestra que es el caso que «x», lo cual admite Pedro. Bien, dice Luisa, entonces ahora admitirás también «y». Pedro replica: «¿Por qué?». A lo que Luisa responde: «Has mostrado tu acuerdo con que “si x, entonces y”. Has admitido que “x”. Luego ahora has de admitir que “y”». Pedro responde: «¿Por qué he de hacerlo?, ¿con base en qué regla?». Luisa: «¿No está ya claro que de la conjunción de la proposición “si x, entonces y” y la proposición “x” se deduce: “y”, [((x>y)^x)>y]?». Sí, eso está claro, dice Pedro. Bien, entonces, concluye Luisa, si admites esto y has admitido ya que de hecho «x», ahora tendrás que admitir «y». ¿Por qué?, dice Pedro. ¿Con base en qué regla? Ahora vemos que Aquiles nunca puede alcanzar a la tortuga.
Quien quiere hacer la aplicación de una regla objeto de una nueva regla cae en un regressus in infinitum. Puede devolver el Pedro negro (2) una y otra vez a la teoría. La exhortación: «Actúa según esta o aquella regla, pues lo que regula es tu caso», no pertenece ya a la teoría. El profeta Natán bien puede decir a David: «Tú eres ese hombre», pero asentir y decir: «He pecado» es una libre decisión de David. (3)
(1) Lewis Carroll: Lo que la tortuga le dijo a Aquiles. Cuento completo en: https://ciudadseva.com/texto/lo-que-la-tortuga-le-dijo-a-aquiles/
(2) El Schwarzer Peter (Pedro negro) es un juego infantil de cartas. Es también el nombre que en el juego recibe la carta que todos tratan de evitar.
(3) Se refiere a la reprensión del profeta Natán al rey David por haber seducido a Betsabé y propiciado la muerte de su esposo Urías. El fragmento de la Biblia al que corresponde se encuentra en el 2 libro de Samuel, capítulo 12, versículos 1 a 14. Se puede consultar en: https://www.bibliatodo.com/la-biblia/Nacar-colunga/2samuel-12
Segundo fragmento de la Conferencia pronunciada por Robert Spaemann en un Simposio de la Fundacion Siemens, en Munich, el 27 de mayo de 1997 titulada: Wie praktisch ist die Ethik? Publicada en en el libro de la editorial Eiunsa Robert Spaemann: Límites. Acerca de la dimensión ética del actuar con el título ¿En qué medida es práctica la ética?
De la teoría a la práctica
En lo que a la praxis se refiere es indiferente en qué nivel de reflexión se hallaba el consejo erróneo que siguió el agente. Quizás el correcto se hallaba en un nivel de reflexión más bajo. Concedido, se puede objetar, pero en tal caso el discurso reflexivo finalmente lo descubrirá y asumirá. Antes, apenas puede uno distinguir el correcto del erróneo. Esta objeción está justificada siempre que se refiera a la corrección en sentido técnico y a la ciencia que la examina. Si nos fijamos un poco más veremos que esta corrección no es en realidad práctica sino teórica; a saber, la corrección de un supuesto sobre relaciones causales; es decir, sobre lo que uno tiene que hacer si quiere alcanzar determinado objetivo. Se trata aquí de los así llamados «imperativos hipotéticos» en sentido kantiano.
continuación
Muchas personas tienen a la ciencia por la única o, cuando menos, la mejor manera de asegurarse de esa corrección. Bajo ese punto de vista, quien se equivoca debido a un error científico está en todo caso disculpado. Ha actuado a su mejor entender. Otras personas no lo creen así. No consideran cierto que, por ejemplo, la medicina o la psicología científicas dispongan de procedimientos de comprobación para poder decidir de forma definitiva sobre la corrección de todas las convicciones adquiridas de otra manera.
A este respecto también Descartes era extremadamente escéptico. De todos modos, pensaba que algún día la ciencia dispondría de tales procedimientos, pero una vez estuviera concluida. Antes de eso se basa en el trial and error. Por eso, en opinión de Descartes, tenemos que dotarnos de reglas morales que nos hagan no depender del «estado de la ciencia» en cada momento. Este es el sentido de la denominada «moral provisional». En realidad esta moral no es provisional. Es más bien el intento de, en vista de una ciencia aún provisional, hacer algo que es correcto en un sentido no sólo provisional, esto es, hacer lo mejor posible. En la medida en que no creamos ya en la ciencia conclusa, nuestra moral, si seguimos a Descartes, se volverá siempre hasta cierto punto independiente del estado de la ciencia.
El problema radica ahí en la inconmensurabilidad de teoría y praxis. Y ésta puede expresarse mediante la fórmula: «Ars longa, vita brevis» (1). Las proposiciones que quieren expresar una verdad son revisables. Toda cuestión ya decidida se puede volver a poner en discusión. En el largo camino que lleva al descubrimiento de la verdad los errores son funciones del ars longa. No es revisable el hecho de que una vez se expresó determinada proposición. No son revisables las acciones en cuanto parte de la vita brevis. Las proposiciones teóricas interpretan una realidad que sin esa interpretación ya es como es.
Las acciones ponen tal realidad. Un error médico es una etapa en el largo camino de la ciencia médica. La acción que se sigue de él puede dañar una vida para siempre, o acabar con ella. Los errores teóricos no son en realidad defectos. Según Popper, en el proceso de adquisición del conocimiento científico incluso se deben contrastar en lo posible las hipótesis improbables. El médico -no en cuanto investigador sino en cuanto médico- no puede atenerse a esta regla. Ha de tratar de evitar los fallos, siguiendo la máxima «Nil nocere» (2). Al igual que el ingeniero, el pedagogo, el jurista, el asistente espiritual.
El origen de los fallos puede ser muy diferente: la curiosidad científica, la ambición, la negligencia, la desidia. Estas actitudes tienen una dimensión ética precisamente porque disminuyen el valor del hombre que se deja guiar por ellas. Pero para aquél que se ve perjudicado por las acciones de otros lo ético radica en cómo él se comporta ante esos perjuicios. Lo ético es lo práctico en sentido propio. No se trata ahí de las conexiones causales cuyo conocimiento estructura nuestro actuar, sino de la manera en que adquirimos tales conocimientos y de ellos pasamos a la acción.
(1)Ars longa vita brevis es una cita de Hipócrates que significa "El arte (el conocimiento, la habilidad, la destreza) es larga (de aprender), pero la vida es breve". Esta expresión se emplea para indicar que cualquier tarea importante requiere mucho esfuerzo y dedicación; pero la vida de quien la emprende es corta. La frase completa es: “Vita brevis, ars longa, occasio praeceps, experimentum periculosum, iudicium difficile”. Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Ars_longa,_vita_brevis
(2) La expresión latina primum nil nocere o primum non nocere se traduce en castellano por "lo primero es no hacer daño". Se trata de una máxima aplicada en el campo de la medicina, fisioterapia y ciencias en salud, frecuentemente atribuida al médico griego Hipócrates. Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Primum_non_nocere
Primer fragmento de la Conferencia pronunciada por Robert Spaemann en un Simposio de la Fundacion Siemens, en Munich, el 27 de mayo de 1997 titulada: Wie praktisch ist die Ethik? Publicada en en el libro de la editorial Eiunsa Robert Spaemann: Límites. Acerca de la dimensión ética del actuar con el título ¿En qué medida es práctica la ética?
Sentando las bases
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Hegel |
El actual boom de la ética es sospechoso. Parece justificar a posteriori a Heidegger, que mantuvo la ética fuera por completo de su canon de enseñanza. Y también a Hegel. «Amor fati est principium philosophiae moralis» (1). Esta tesis de habilitación de Hegel no permite esperar ninguna enseñanza específica acerca de lo que se ha de hacer en una situación determinada.
Según una antigua expresión, lo moral es aquello que se entiende por sí mismo. Quien, con ánimo de crítica o apologético, reflexiona sobre esa evidencia y la tematiza, acaba con ella. «Toda palabra pronunciada suscita su contraria» (Goethe). La equiparación de Hegel de moralidad con costumbre racional, en la que lo que uno debe y no debe hacer tiene ya realidad, se basa en esa visión; al igual que la condena de Kant del «sutilizar» en asuntos morales. Pero quien se mantiene dentro de lo obvio no parece que esté haciendo filosofía. Renuncia al cumplimiento discursivo de sus pretensiones de validez, que no obstante todo el mundo formula, también el relativista.
Formalmente el relativismo es también una forma del universalismo europeo; probablemente, incluso, aquélla en la que éste se aleja con más arrogancia del consenso moral de todas las épocas y culturas. Se puede considerar que la tarea de la filosofía consiste en desarrollar los fundamentos axiomáticos de ese consenso y reclamar para ellos algo así como «evidencia». Pero esta pretensión, una vez haya sido elevada formalmente, dará de inmediato lugar a nuevas controversias, sobre todo porque desde Descartes la evidencia misma no vale ya como criterio de verdad inapelable. Podría tratarse de idiosincrasias del género humano, ya sea con o sin genius malignus (2). Desde entonces, lo filosófico no radica ya en apelar a tal evidencia sino, en todo caso, en la justificación de esa apelación.
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Dieter Henrich |
La filosofía se convierte así en un discurso que no puede tener conclusión; y cuyo contenido son, por cierto, según expresión de Dieter Henrich, «ideas conclusas». Pero estas ideas conclusas no concluyen nada, sino que son momentos dentro de un discurso que produce nuevas ideas conclusas. ¿Puede ese discurso orientar la praxis? Descartes creía que no.
En lo que a la praxis se refiere es indiferente en qué nivel de reflexión se hallaba el consejo erróneo que siguió el agente. Quizás el correcto se hallaba en un nivel de reflexión más bajo. Concedido, se puede objetar, pero en tal caso el discurso reflexivo finalmente lo descubrirá y asumirá. Antes, apenas puede uno distinguir el correcto del erróneo. Esta objeción está justificada siempre que se refiera a la corrección en sentido técnico y a la ciencia que la examina. Si nos fijamos un poco más veremos que esta corrección no es en realidad práctica sino teórica; a saber, la corrección de un supuesto sobre relaciones causales; es decir, sobre lo que uno tiene que hacer si quiere alcanzar determinado objetivo. Se trata aquí de los así llamados «imperativos hipotéticos» en sentido kantiano.
(1) Amor fati est principium philosophiae moralis (El amor al destino es el principio de la filosofía moral). Hegel realizó doce tesis de habilitación. La décima se titula Principium scientiae moralis est reverentia fato habenda (El principio de la ciencia moral es la reverencia al destino dado) que es a la que debe referirse Spaemann. Fuentes: http://contuberniocanibal.blogspot.com/2010/05/12-tesis-de-habilitacion-hegel.html y http://foro-spaemann.blogspot.com/2019/06/respuesta-lo-incontrolable.html
(2) La hipótesis del genio maligno es un recurso argumentativo propuesto por René Descartes en las Meditaciones metafísicas. Con él Descartes culmina la duda metódica, que adquiere así la máxima radicalidad. Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Hip%C3%B3tesis_del_genio_maligno