El bien conduce a la felicidad
...Platón, Aristóteles y la Estoa establecen un nuevo concepto de lo justo por naturaleza. Descansa en dos premisas. La primera premisa es que en la naturaleza la obtención subjetiva de placer siempre tiene una función, esto es, se basa en una constitución teleológica objetiva de la fisis individual... La segunda premisa es ésta: el hombre... puede reconocer esta conexión funcional que para los demás seres permanece latente. En consecuencia, también puede ser más astuto que ella, separar de la consecución del telos... la obtención subjetiva de ese placer, y buscarlo directamente en vez de indirectamente.
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Sólo que hacer tal cosa es destructivo, y para Platón es la causa de toda decadencia de la cultura. Pero, ¿por qué no deberíamos ser destructivos, si nos resulta placentero? La respuesta de Platón reza así: el ser racional realiza su esencia precisamente en la tematización expresa del bien objetivo, y encuentra ahí una felicidad comparada con la cual la felicidad del hedonista no entra en consideración, pero de la que éste, por desgracia, no puede hacerse idea alguna mientras viva en su caverna (7).
Una peculiaridad de este bien objetivo, de este «bien en sí», como dice Platón, es que no se puede definir haciendo referencia a los estados en que se encuentre el individuo, sino que, a la inversa, determina la felicidad del individuo haciendo referencia al bien. De modo que nosotros -en una variación de un ejemplo de Aristóteles- podemos decir que es infeliz una persona que muere en la suposición ilusoria de que ha alcanzado los fines de su vida mientras que en realidad ha fracasado en todos ellos. Ahora bien, si cabe llamarlo feliz cuando sucede lo contrario, es algo sobre lo que Aristóteles tiene sus dudas (8). Pues, ciertamente, la felicidad no es la sensación de ser feliz.
Pero tampoco llamaremos feliz a nadie que se sienta y se considere infeliz. Es asimismo característico de la objetividad del bien como objeto de conocimiento racional que el bien, dado que no se define en referencia a las vivencias del individuo, es por principio neutral en lo que respecta al sujeto. «El bien, cuando se manifiesta, es común a todos», se dice en el Gorgias de Platón (9). La alegría del racional es comparable a la alegría por las proporciones de una obra de arte. Y, no en vano, cuando centran su atención en el aspecto de neutralidad subjetiva del bien, los griegos prefieren hablar de «lo bello». A la palabra «bueno» siempre le permanece adherido en griego el aspecto del bonum mihi, de lo útil y conveniente.
Así pues, lo justo por naturaleza es para el hombre lo conforme a su naturaleza. Pero su naturaleza es una naturaleza racional. Conformidad a la naturaleza tiene que significar para el hombre: conformidad a la razón. El derecho natural es derecho racional. Qué sea lo justo por naturaleza no se puede averiguar observando a los animales, sino que sólo es posible hacerlo visible en un discurso racional, que en determinadas circunstancias también puede ser un discurso con uno mismo.