Primer fragmento del artículo de Robert Spaemann titulado ¿Es la emancipación un objetivo de la educación? Publicado con el título Emanzipation – ein Bildungsziel? en la revista Merkur, número 320, enero de 1975, páginas 11 a 24. Incluido en el libro Robert Spaemann: Límites. Acerca de la dimensión ética del actuar, capítulo 41.
Calificativos confusos
En los últimos años apenas ha habido un aspirante a un puesto académico que haya pronunciado una conferencia en la que no intercalase de vez en cuando las palabras «emancipación» y «emancipatorio». Quien no lo haya hecho debe ser un anticuado o una persona de independencia poco común. No quiero decir independiente en el sentido de que no dependa de un salario, sino de que, pese a depender de un salario, continúa pensando con autonomía poco frecuente.
Esto es una paradoja. Pues la palabra «emancipación» tuvo una vez algo que ver con la autonomía. Con el tiempo ha venido a significar casi lo contrario. La palabra ha experimentado un cambio de sentido. En su origen significaba el acto de independización del hijo de la patria potestad, es decir, la declaración de mayoría de edad a efectos legales. Sin embargo, desde hace algunos años ha pasado a ocupar el lugar reservado a la palabra «bueno». Y hasta ahora no hay ninguna palabra a la que eso le haya sentado bien: ni a la palabra «ortodoxo», ni a las palabras «sano», «patriota», «altruista», «alemán», «científico» o cualquier otra.
Al ascender al lugar de la palabra «bueno» las palabras se convierten en tabúes y eluden nuevas preguntas. Pues no tiene sentido preguntar si lo bueno es bueno. Además, esa palabra se venga de aquellas palabras que quieren expulsarla de su lugar privilegiado. Aquel para quien la salud no es simplemente por lo general buena, sino que es el bien a secas, probablemente estará enfermo. Para quien el patriotismo es lo supremo, es decir, para quien la patria es el bien a secas, no puede hacer nada por mejorarla; probablemente, en vez de eso, conducirá a su patria a la ruina y hará que, tras él, durante mucho tiempo no se quiera ni oír hablar de patriotismo. Aquél para el que «científico» equivale a «bueno» estará dispuesto, al servicio de la ciencia y siguiendo indicaciones de los científicos, a hacer experimentos de torturas desoyendo los gritos de las víctimas (como hace algún tiempo mostró una espantosa prueba, el llamado experimento Milgram*).
Nada diferente sucede con la emancipación. Decir que algo –una acción, una institución, una publicación- es emancipatoria significará que se trata de algo bueno, sean cuales sean por lo demás las consecuencias. Y puesto que las personas siempre vuelven a la opinión de que la formación y la educación han de fomentar el bien, esto significa ahora que la formación debe ser emancipatoria. Ahí están ya las consecuencias. Frente a la ideología de la emancipación hemos de defender la mayoría de edad de los ciudadanos. El concepto de emancipación, al haberse exagerado ideológicamente, se ha vuelto ambiguo. El concepto que antes significó la liberación respecto al poder tutelar sirve ahora para legitimar nuevas formas de dominio, a saber, aquellas que logran mostrarse como emancipatorias.
Ahora bien, no es simplemente que las palabras estén manteniendo una lucha de dioses sobre las cabezas de los hombres. Tras la disputa en torno a las palabras se esconde una disputa en torno a cosas. Y, por otra parte, no hay cosas humanas sin palabras que las expresen. Por eso hay que tomarse en serio la disputa en torno a palabras.
*El experimento de Milgram fue una serie de experimentos de psicología social llevada a cabo por Stanley Milgram, psicólogo en la Universidad de Yale, y descrita en un artículo publicado en 1963 en la revista Journal of Abnormal and Social Psychology bajo el título «Behavioral Study of Obedience» («Estudio del comportamiento de la obediencia») y resumida en 1974 en su libro Obedience to authority. An experimental view (Obediencia a la autoridad. La perspectiva experimental). El fin de la prueba era medir la disposición de un participante para obedecer las órdenes de una autoridad aun cuando estas pudieran entrar en conflicto con su conciencia personal. Extraído de https://es.wikipedia.org/wiki/Experimento_de_Milgram