Representación del absoluto
Que el hombre trasciende al hombre es, en tanto que principio de una antropología fenomenológica, independiente de determinadas condiciones metafísicas. Nietzsche y Marx lo afirmaron a su manera, como Tomás de Aquino y Pascal. Pero Nietzsche y Marx establecieron de otra manera el terminus ad quem de la trascendencia, a saber, como un ser futuro que no es comparable con lo que actualmente conocemos como hombre, con el hombre "tal como anda y se detiene" (Marx). No es comparable, sobre todo porque en ese superhombre o ser genérico la autotrascendencia del hombre se transformaría en la autarquía definitiva de un estado de reposo. Por eso el hombre actual es sólo un estadio de tránsito, un medio para el fin de alcanzar ese "fin en sí mismo".
Esta interpretación utópica de la autotrascendencia del hombre está pensada como sustituto de la interpretación teleológica. Según ésta, la autotrascendencia del hombre le abre cognoscitiva y volitivamente hacia un absoluto que no es alcanzable desde la dimensión sociológica ni desde la cosmológica. Pero precisamente por eso, no mediatiza al hombre como mero medio para la
consecución de un futuro superhombre o para una futura sociedad sin alienación. Como dijo Ranke, todas las épocas están "igualmente relacionadas de manera inmediata" con lo verdaderamente absoluto. "Nosotros, los que vivimos antes de la llegada del Señor -escribe el apóstol Pablo-, creyendo pertenecer a la última generación de la humanidad no tendremos ninguna ventaja sobre los que ya murieron". (21)
La relación del hombre con lo absoluto no es la de un medio con respecto a un fin que se ha de realizar. El "Bien en si" en el sentido de Platón y de la tradición judeo-cristiana, Dios, es desde siempre real y no necesita del hombre para realizarse. La relación con este finis ultimus sólo puede ser la de la imagen, la de la representación. Pero en tanto que representación de lo absoluto, cada individuo es un fin en si mismo y su dignidad completamente independiente de toda "función". Esa dignidad se fundamenta en el carácter personal del hombre. Pero la independencia de la persona depende de que a ningún hombre le corresponde juzgar si otro hombre posee o no los rasgos fundamentales de la personalidad. Los derechos humanos dependen del hecho de que nadie tiene la prerrogativa de definir el circulo de aquellos a quienes corresponden o dejan de corresponder. Esto significa que, aunque se fundamenten en el carácter de persona del ser humano, se deben reconocer para todo ser que descienda del hombre y a partir del primer momento de su existencia natural, sin que sea licito añadir cualquier criterio adicional.
La representación es la última categoría, más allá de la autoafirmación y de la automediatización como instrumento para algo futuro o para otros. Supera también la noción de "imagen del hombre", se entienda ésta de manera cristiana, marxista o existencialista. El hombre no puede conformarse a si mismo según una imagen del hombre. Ninguna antropología puede enseñarnos cómo debemos ser. "Perfectos como vuestro Padre celestial", se dice en el Nuevo Testamento (22).
El dualismo de los "puntos de vista" de la Antropologia del que hablaba Kant no puede superarse mediante un nuevo monismo epistemológico. * Si dirigimos nuestra mirada a "lo que la naturaleza hace del hombre", hacemos Biologia y hablamos inevitablemente de algo que es menos que el hombre. Pues la naturaleza no "hace" personas. Al preguntarnos "qué hace el hombre a partir de si mismo, como ser que actúa libremente, o qué puede y debe hacer", nos vemos obligados a hablar de lo Absoluto, es decir, de aquello que es más que el hombre. Una unidad de puntos de vista sólo puede alcanzarse si concebimos ese "más" como el "hacia dónde" del hombre y, a la vez, como el "desde dónde" de la naturaleza. Quien considere que esto no puede ser pensado, debería dejar el tema a media luz y -por respeto a la humanidad del hombre- abandonar el intento de superar el dualismo, la imagen dividida del hombre. Para él debería tener siempre validez lo que aconsejó Friedrich Schiller a los cientificos y filósofos de su época: "¡Haya amistad entre vosotros! Todavía es demasiado pronto para la alianza; sólo cuando os separéis en su búsqueda descubriréis la verdad".
(21) 1 Tes. 4, 15.
(22) Mat., 5 , 48.
(22) Mat., 5 , 48.
*Monismo es toda doctrina basada en la hipótesis de un único principio subyacente. Monismo epistemológico que identifica que se presente de inmediato a la mente a sabiendas con el objeto real conocido. O bien el contenido de la mente se equipara con el objeto conocido (realismo epistemológico), o el objeto conocido se identifica con la mente que conoce (el idealismo epistemológico). Monismo como un término filosófico se utilizó por primera vez por Christian Wolff para designar filosofías que trató de eliminar la dicotomía mente-cuerpo. (http://mb-soft.com/believe/tsnm/monism.htm)