miércoles, 8 de agosto de 2018

El objetivo de la formación

Segundo fragmento del capítulo III: Formación o el propio interés y el sentido de los valores del libro de Robert SpaemannÉtica: cuestiones fundamentales

Crear intereses objetivos


La alegría es lo máximo que se puede sacar de una cosa. Ahora bien, no es por casualidad por lo que decimos que nos alegramos con algo o de algo. Las sensaciones placenteras las causa algo; la alegría tiene, en cambio, un objeto, un contenido; y así, estrictamente, existen tantos tipos de alegría como contenidos de esa alegría se den.



(continuación)


Llamamos valores a los objetos o contenido de los sentimientos apuntados. El contenido valioso de la realidad se nos patentiza en los actos de alegría y tristeza, veneración y respeto, amor y odio, temor y esperanza. La paradoja reside en que, quien convierte el placer y el bienestar subjetivo en el tema de su vida y en el fin de su actividad, no experimentará en absoluto aquel bienestar más profundo que llamamos gozo. Lo experimentará en cambio aquel a quien se le manifieste en toda su riqueza el contenido valioso de la realidad, y esté en disposición de prescindir de sí para poder, como decimos, gozar de algo y con algo

Tales contenidos valiosos no nos resultan todos accesibles a la vez y desde el principio. Se nos manifiestan paulatinamente y en la medida tan sólo en que uno aprende a objetivar sus intereses. Hay que aprender a escuchar y entender la buena música para poder gozar con ella; a leer atentamente un texto, a comprender a los hombres, a diferenciar, incluso, los buenos vinos. También el placer que experimenta el experto en vinos -y del que el no experto no puede hacerse una idea- supone un proceso de formación del gusto. 

Formación llamamos al proceso de sacar al hombre de su encierro en sí mismo, típicamente animal; a la objetivación y diferenciación de sus intereses, y, con ello, al aumento de su capacidad de dolor y de gozo. Hoy se escucha con frecuencia que la educación tiene como tarea el que los jóvenes aprendan a defender sus intereses. Pero hay una tarea más fundamental: la de enseñar a los hombres a tener intereses, a interesarse por algo; pues quien ha aprendido a defender sus intereses, pero en realidad no se interesa nada más que por él, no puede ser ya más feliz. Por eso la formación, la creación de intereses objetivos, el conocimiento de los valores de la realidad, es un elemento esencial para una vida lograda.

La captación de los valores tiene la particularidad de que no es posible captar aisladamente cada uno de ellos, sino tan sólo en los actos de preferir o preterir. Existe pues algo así como una jerarquía objetiva que se revela a quien comprende de alguna manera determinados valores. Si uno no tiene relación con Bach o Telemann puede pensar que es cosa de capricho el valorar más o menos a uno de los dos compositores. Quien los conozca no puede pensar eso de ningún modo. Tendrá a Bach por mejor, aunque incluso él, personalmente, prefiera a Telemann. 

Frase de Los intereses creados
pronunciada por el personaje Crispín
Acto II, Cuadro tercero, Escena IX
Especial importancia tiene esa jerarquía cuando se trata de valores de distinta clase. Nadie puede apreciar de algún modo el valor que encierra el perseverar en algo justo, y encontrar como igualmente valioso el valor, sin duda alguna real, que supone la capacidad de placer; sería una contradicción. El intrépido es aquel que prefiere perseverar en lo justo antes que un tranquilo placer. Si el placer que produce algo justo resultara igualmente valioso, entonces el valor sería, sencillamente, algo irracional; la valentía no tendría valor alguno. O no se le reconoce valor alguno o se le debe reconocer más valor que al placer. O no se pueden captar los valores más altos o se capta a la vez su más alto valor. La formación del sentido de los valores, del sentido de su jerarquía, de la capacidad para distinguir lo más importante de lo menos, es una condición para el éxito de la vida individual y para la comunicación con los demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario