De la cerrazón al sinsentido
No sabemos lo que a la larga se sigue de nuestras acciones. Podemos esperar que los que vienen detrás de nosotros acepten y prosigan de alguna manera nuestras intenciones. Nosotros mismos somos para ellos destino, lo mismo que ellos para nosotros. Y no tenemos en la mano este destino.
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¿Cómo sucede esto? ¿En qué relación podemos situarnos con lo que sucede? En mi opinión, caben tres posibilidades. Las denomino: fanatismo, cinismo, y serenidad.
El fanático es aquel que está afincado en la idea de que no existe más sentido que el que nosotros damos y ponemos. Si conoce el hecho de que quien actúa se enfrenta a la hegemonía del destino, entonces se niega a aceptarlo. Quiere variar las condiciones ambientales o irse a pique. Michael Kohlhaas se convierte en un fanático. No está dispuesto a aceptar su impotencia ante la injusticia que sufre, y pone fuego al mundo para que el derecho vuelva a ser implantado. Fanático es el revolucionario que no reconoce límites morales a su proceder, porque parte de la idea de que sólo gracias a éste adquiere sentido el mundo; el punto de vista moral parte en cambio de que el sentido está ya ahí, precisamente en la existencia de cada hombre, y de que, si no fuera así, serían vanos todos los esfuerzos de hacer algo con sentido. El fanático es aquel que exclama con Hitler: si fracasamos, la historia mundial ha perdido su sentido.
Lo contrario del fanático es el cínico, aunque de un parecido tan sorprendente que, en la práctica, se confunden. El cínico no adopta el partido del sentido contra la realidad, sino el de realidad contra el sentido; renuncia al sentido. Considera la acción bajo el aspecto del acontecer mecánico. Cree en el derecho del más fuerte. Cínicos serían los atenienses, que querían extorsionar a la pequeña isla de Melos para que fuese su aliada frente a Esparta. Amenazaron con matar a todos los hombres y reducir a esclavitud a las mujeres y niños. Los de Melos les hicieron ver la injusticia de ese modo de proceder, pero los atenienses contestaron: "¿qué significa aquí justicia? Justicia sólo existe entre los que tienen fuerzas semejantes. Vosotros sois débiles y nosotros fuertes; de ahí se sigue todo lo demás".
Francis Urquhart, personaje principal de The house of cards -serie televisiva de la BBC- representa un claro ejemplo de cinismo en la actividad política |
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