Toda acción tiene repercusión
...el que actúa no tiene la posibilidad de elegir entre relacionarse o no con la realidad. Lo hace al actuar. Al comenzar a actuar ha aceptado ya el destino, tanto el pasado como el futuro. ¿Cómo es esto? Puesto que para el hombre no existe acción alguna que no tenga presupuestos, que venga de la nada y conduzca a la nada, eso significa ya haber aceptado unas condiciones dadas...
continuación


Sólo en el transcurso de nuestra vida descubrimos las fronteras que nuestra naturaleza nos traza de antemano. Y si es cierto que cada una de nuestras acciones ejerce un influjo indirecto sobre nosotros mismos configurándonos, eso significa también que nuestra actividad anterior reviste para nosotros el carácter de destino. Es importante reflexionar sobre esto, porque pertenece a una vida justa tener la clara conciencia de que todo lo que hacemos -cada palabra, cada gesto, cada lectura, cada emisión de televisión, cada omisión- nos modela de manera irrevocable. Puede cambiar la valoración de lo sucedido, podemos abrir un nuevo camino, pero nunca será ya como antes. La propia actividad a lo largo del tiempo adopta la forma de destino. Quien no desee esto no podrá actuar. Pero esto tampoco le servirá de nada porque la omisión se le convertiría en destino.

Todavía es más irritante para una conciencia autónoma el hecho de que quien actúa tampoco tiene el futuro en la mano, sino que, por el contrario, sólo puede obrar si está dispuesto, también con relación al futuro, a someterse al dolor del destino. Es fácil de comprender. Se sigue del sencillo hecho de que no podemos controlar las consecuencias a largo plazo de nuestra actividad. Tampoco el jugador de ajedrez puede prever la marcha del juego cuando se enfrenta a un adversario de calidad similar. Cada uno de sus movimientos exige de su adversario un contramovimiento que no es un simple momento de su propia estrategia. No sabemos lo que a la larga se sigue de nuestras acciones. Podemos esperar que los que vienen detrás de nosotros acepten y prosigan de alguna manera nuestras intenciones. Nosotros mismos somos para ellos destino, lo mismo que ellos para nosotros. Y no tenemos en la mano este destino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario