miércoles, 14 de agosto de 2019

Reflexión transformadora

Primer fragmento de la Introducción a R. Spaemann: Das gute Leben Ethiklesebuch titulada ¿Qué es la ética filosófica? -en alemán Was ist philosophische Ethik?- de 1987. El texto completo está incluido en el libro de la editorial Eiunsa Robert Spaemann: Límites. Acerca de la dimensión ética del actuar


Buscando la bondad desnuda


¿Qué es la ética filosófica? Preguntemos primero qué no es. No es la indicación del camino por la autoridad de un maestro iluminado. Buda fue uno de tales guías; también lo fueron Confucio, Moisés, Mahoma y aquel que se llama a sí mismo «el Camino», Jesucristo. La humanidad debe más a estos maestros que a los filósofos. Ellos abrieron perspectivas de la vida buena hasta entonces insospechadas por los hombres. Les descubrieron dimensiones del propio corazón hasta entonces ocultas. Fundaron tradiciones vivas que han perdurado durante milenios. Estos maestros no argumentaron, sino que mostraron un camino y reunieron discípulos en ese camino. «Habla como quien tiene autoridad, no como los escribas», decía la gente de Jesús. El criterio de verdad de la orientación no era teórico sino práctico: la vida lograda de quien sigue el camino indicado. «Si hacéis lo que yo os digo, entonces conoceréis que digo la verdad», dice Jesús en el evangelio de Juan. 

La ética filosófica es otra cosa. En sus inicios nos encontramos con la figura de Sócrates, que dice de sí mismo que sólo sabe que nada sabe. A nadie dice lo que debe o no debe hacer, sino que lleva a la gente a entrar en discusión acerca de las opiniones morales que ha heredado. De ese modo, resultaría natural entender la ética filosófica como una objetivación científica de las concepciones existentes acerca de qué es lo bueno y lo malo, como un análisis de las ideas morales y del uso moral del lenguaje, como una clasificación de concepciones y tradiciones morales diversas bajo puntos de vista sociológicos, psicológicos o lógicos. Existe la concepción de que la filosofía sólo puede ser eso, esto es, «metaética» *; no podría entrar en discusiones sobre la vida correcta, sino sólo analizar «objetivamente» lo que las personas piensan y dicen sobre ella, del mismo modo que la filosofía teórica, según esa misma concepción, no podría reflexionar sobre la realidad, sino sólo -como teoría de la ciencia- analizar los aspectos lógicos y metodológicos de lo que la ciencia dice.

Lo cierto es que desde siempre la ética filosófica ha sido otra cosa. En la medida en que los filósofos hablaban sobre lo que antes de ellos y con independencia de ellos se creía, sabía, pensaba y decía sobre la vida buena y recta, al mismo tiempo siempre se han implicado en el debate sobre la cosa misma. No eran únicamente espectadores de la «comedia humana», sino participantes también. Sócrates no hizo una tipología de las respuestas que obtenía en sus entrevistas, sino que quería descubrir la verdad. Desde entonces los filósofos siempre han mantenido un diálogo permanente, crítico -es decir, reflexivo- sobre las opiniones existentes. Y es ese diálogo lo que denominamos «filosofía» y, en particular, «ética filosófica».

La filosofía moral -otra expresión para la misma cosa- presupone siempre la experiencia moral. Presupone que alguna vez nos hemos sentido agradecidos, otras veces indignados, que alguna vez hemos admirado la actuación de una persona y otras veces la hemos aborrecido, que alguna vez nosotros mismos nos hemos sentido dichosos al haberle dado a alguien una alegría, y que en alguna ocasión nos hemos avergonzado de nosotros mismos. La ética filosófica presupone que alguna vez hemos asociado a la palabra «bueno» un significado diferente de «ventajoso para éste o aquél», que alguna vez hemos empleado esta palabra como «predicado simple» y no sólo como parte de un predicado, esto es, no en el sentido de «bueno para» sino en el sentido de «sencillamente bueno». Si esto es así, ¿qué añade la ética filosófica a unas experiencias que se obtuvieron sin ella y antes de ella? Dicho en términos más generales, ¿qué aporta a nuestras experiencias y conocimientos la reflexión sobre esas experiencias y conocimientos? 


Cuando reflexionamos ponemos juntos nuestras experiencias y conocimientos, o, mejor aún, descubrimos una más profunda unidad subyacente a ambos. Esta unidad arroja una nueva luz sobre lo que ya sabíamos. Entonces lo sabemos de una manera nueva, lo «entendemos» mejor. Pero esta comprensión no deja lo comprendido intacto; pues lo comprendido no es un objeto exterior, sino que era ya un comportamiento inteligente hacia el mundo y hacia nosotros mismos. En la reflexión filosófica nos instruimos a nosotros mismos sobre nosotros mismos. Y en cuanto instruidos no somos ya los mismos. Así pues, la ética filosófica no deja tal cual es aquello sobre lo que reflexiona. Se implica.

*Metaética: Hume definió el tipo de filosofía moral denominada con frecuencia como metaética, como aquella que consiste en el estudio del lenguaje moral, su significado, su función y certeza... La metaética no ofrece consejo moral a nadie, no se atreve a dar ese paso; su objetivo es el análisis de los enunciados morales y de su significado. Su punto de partida es el examen de la diferencia entre el “es” y el “debe ser”, o de la posibilidad o imposibilidad de tender puentes entre “es” y “debe”. Por el contrario la ética es el estudio del “contenido” de los enunciados morales. La metaética, pues, no es normativa. Fuente: https://glosarios.servidor-alicante.com

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