Finalidad cuestionada
El propósito que guía la flecha hasta el blanco no está en la flecha, sino en el arquero (8), escribe Tomás de Aquino y utiliza la teleología natural como fundamento de una demostración de la existencia de Dios.
continuación

Santo Tomás entendió esa analogía mutatis mutandis **. El artífice terrenal sólo puede subordinar a su meta procesos causales externos. El creador implanta en las cosas realmente el arte «teleológico». Sin embargo, el ejemplo del arquero ha hecho historia de forma paradójica. En la Edad Media tardía, Ockam y Juan de Buridán lo emplean contra la teleología: finalidad solamente la hay para el actuar consciente (9).

Si la meta de los procesos naturales reside fuera de ellos, a saber, en la conciencia divina, nosotros sólo podemos contemplar los procesos desde un punto de vista causal. Podemos admirar el mundo como máquina del diseñador divino, pero en la máquina misma solamente podemos descubrir las leyes mecánicas de las que él se ha servido. La teleología natural es idolatría, la contemplación mecanicista de la naturaleza vindicatia divini numinis **, escribe el filósofo renacentista de la naturaleza Sturmius (10). A ello se añade para Francis Bacon que la teleología es inútil (11). Si queremos hacer algo con la naturaleza, no nos sirve de nada reflexionar acerca de hacia dónde quiere dirigirse ella por sí misma. El conocimiento de la naturaleza se pone al servicio del hacer. Representarse una cosa significa «imagine what we can do with it when we have it» **, escribe Thomas Hobbes (12).
La teleología, en cambio, era conocimiento de la naturaleza simpatético **, el intento de entender la naturaleza de algún modo como si fuese semejante a nosotros. Esa forma de entenderla no estaba al servicio del hombre, sino que era un elemento de la autocomprensión del hombre dentro del conjunto del mundo. Plantear preguntas teológicas y prácticas sobre la naturaleza que indaguen qué pueda haber detrás de ella significa al mismo tiempo distanciarse de ella. El hombre trasciende la naturaleza y conspira directamente con el creador. La naturaleza se convierte así en mero objeto de uso, del uti. La relación de entrega que disfruta, el frui, esto es, conocer en el sentido arcaico, queda reservado según San Agustín a la relación Dios-hombre. Sólo el mundo burgués moderno ha extraído la consecuencia lógica de ello.

También los fines humanos son fines naturales. Y la doctrina del alma humana forma parte de la «física». Resulta característico un debate que mantiene Trasímaco con Sócrates al comienzo de la República de Platón (13). Sócrates había utilizado la imagen del pastor para caracterizar mediante ella al gobernante dentro del Estado. Trasímaco señala que el pastor entrega las ovejas al carnicero, y que, así pues, no tiene presente el bien de las ovejas. Sócrates replica que para el arte del pastor ese final es accidental. El pastor en cuanto que pastor se ocupa del bien de las ovejas. Por detrás de ello está el hecho de que las mejores ovejas para el hombre son aquéllas que mejor se hayan podido desarrollar como ovejas durante su vida. El arte del carnicero no define el arte del pastor. Precisamente esto cambia en el mundo moderno. En él, el mercado prescribe al criador cómo tiene que atender a los animales, y este modo de atenderlos no va encaminado en modo alguno al bien de los animales. Los puntos de vista del defensor de los animales son externos a los del ganadero y es necesario hacerlas valer «desde fuera».
(9)Cfr. a este respecto la detallada exposición de Maier, A.,. en Metaphysische Hintergründe der spätscholastischen Naturphilosophie, Roma, 1955. pp. 300-355.
(10)Sturmius, J. Chr., Philosophia eleática, 1689, v. II, p. 359. Cfr. sobre todo el asunto también Spaemann, R., «Genetisches zum Naturbegriff des 18. Jahrhunderts», Archiv für Begriffsgeschichte, XVI (1967), pp. 59-74.
(11)F. Bacon designó la teleología como «inquisitio sterilis..., et tanquam virgo Deo consecrata, (quae) nihil parit»: investigación estéril..., del mismo modo que una virgen consagrada a Dios que nada da a luz, De dignitate et augmentis scientiarum, III, 5, en: The Works of Lord Bacon, London. 1858 y ss. vol. II, p. 340.
(12) Hobbes, Th., Leviathan, en: The English Works of Thomas Hobbes of Malmesbury, edición de Molesworth, London. 1839 y ss., v. 3. p. 13.
(13)Platón, República, 343 b-345 b.
*Conferencia pronunciada en Hannover el 12 de noviembre de 1977 para inaugurar el III Congreso Internacional sobre Leibniz y publicada en Zeitschrift für philosophische Forschung, 32 (1978). pp. 481-493. Artículo completo en https://www.unav.edu/publicaciones/revistas/index.php/anuario-filosofico/article/download/29974/25870
**mutatis mutandis: Cambiando lo que se deba cambiar (RAE)
**Vindicatia divini numinis: Vindicar la divinidad
**Imagine what we can do with it when we have it: Imaginar lo que podemos hacer con ella cuando la tenemos
**Simpatético: De sentimientos afines (RAE)
**mutatis mutandis: Cambiando lo que se deba cambiar (RAE)
**Vindicatia divini numinis: Vindicar la divinidad
**Imagine what we can do with it when we have it: Imaginar lo que podemos hacer con ella cuando la tenemos
**Simpatético: De sentimientos afines (RAE)
No hay comentarios:
Publicar un comentario