lunes, 20 de enero de 2020

El propósito de la acción

Segundo fragmento de la Conferencia pronunciada por Robert Spaemann en Hannover, el 12 de noviembre de 1977 titulada: Naturteleologie und Handlung *. Publicada en el libro de la editorial Eiunsa Robert Spaemann: Límites. Acerca de la dimensión ética del actuar con el título Teleología natural y acción.

El plan del agente


...la anticipación de lo que todavía no existe es cosa de la reflexión. Aristóteles responde: tampoco el arte reflexiona, y menos cuanto más perfecto es. El telos está en el organismo como en el flautista que toca su instrumento medio dormido.

continuación

Bajo las condiciones de la ciencia moderna es difícil reconstruir adecuadamente ese pensamiento de Aristóteles. Para él, telos es un momento dentro de una estructura de determinaciones compleja. Ni la determinación causal ni la determinación teleológica son para él pensables en modo alguno con independencia la una de la otra. «Cuiuscumque est causa finalis», se decía en el aristotelismo medieval, «eius est causa efficiens» ** (5).

La Modernidad ya no conoce esa estructura de determinación complementaria. La gran excepción es Leibniz. Pero también Leibniz habla, en lugar de acerca de una estructura compleja como ésa, de dos «reinos»: el regnum potentiae y el regnum sapientiae ** (6). El punto de vista de la regularidad causal, el regnum potentiae, se había independizado en el entretanto como un principio metódico que permite diseñar algo así como una visión del mundo cerrada. Mientras hagamos ciencia natural no hay nada que nos fuerce a salir de la inmanencia del regnum potentiae. Sólo tenemos que renunciar a plantear determinadas preguntas, o, lo que es equivalente, tenemos que reducir el significado de la pregunta «¿por qué?». No nos es lícito plantearla respecto de acontecimientos naturales de la misma manera en que la planteamos a seres como nosotros cuando deseamos que nos informen sobre las razones de su actuar.

¿Cuáles fueron las razones que llevaron a dejar a un lado la pregunta por el porqué orientada teleológicamente? Es claro que el abandono de la visión teleológica de la naturaleza no vino forzado por los fenómenos. Hoy sabemos que los cambios de paradigma nunca vienen forzados por los fenómenos: obedecen a razones metacientíficas **. La constitución de la ciencia moderna tiene ella misma razones no científicas. No podemos describir aquí el camino que condujo a ella. En cualquier caso, fue un largo camino el que llevó desde el conocimiento al que alude la palabra hebrea «jadah» ** hasta el concepto cartesiano de certa cognitio ** «El Señor conoce el camino de los justos», se dice en el Salmo 1. «No os conozco», dice el juez a los malos en el Juicio Final. «Adán conoció a su mujer, y ella dio a luz un hijo». Franz von Baader señaló, en último término, la relación que existe entre el conocimiento y el acto carnal (7). «Conocimiento» designa aquí hacerse uno con el otro, el hundimiento de la autoconciencia. Al final de ese camino se halla, muy al contrario, la claridad sin ventanas de la conciencia que permanece en sí misma y para la cual la naturaleza se ha convertido en lo absolutamente ajeno.

Franz Xaver von Baader
El estadio más importante de este camino fue la teología de la creación. A diferencia de toda la Antigüedad, no dejaba que la naturaleza fuese algo último, sino que preguntaba por su génesis. Y la génesis fue entendida como resultado de una acción. En la naturaleza hay arte, había dicho Aristóteles. Pero, ¿cómo entra el arte en algo? ¿Cómo ha entrado en el flautista? Respuesta: mediante el ejercicio. Y el ejercicio era la consecuencia de pasos dados conformes a un plan y a un propósito. Este era el argumento mediante el cual el aristotelismo medieval conectaba entre sí teleología y teología. El propósito que guía la flecha hasta el blanco no está en la flecha, sino en el arquero, escribe Tomás de Aquino y utiliza la teleología natural como fundamento de una demostración de la existencia de Dios.



(5)Duns Escoto. J., Op. Ox. 1. dist. 8. q. 5, n. 6.
(6)«Regno potentiae per efficientes involvitur regnum sapientiae per finales». Leibniz, G. W ., Opuscules et fragments inédits, edición de L. Couturat. Paris, 1903. p. 13 (reimpresión Hildesheim 1961).
(7)Baader, F. v., Über die Analogie des Erkenntnis- und des Zeugungs-Triebes, en: Sämmtliche Werke, vol. 1, Leipzig, 1851. pp. 39-48.

*Conferencia pronunciada en Hannover el 12 de noviembre de 1977 para inaugurar el III Congreso Internacional sobre Leibniz y publicada en Zeitschrift für philosophische Forschung, 32 (1978). pp. 481-493. Artículo completo en https://www.unav.edu/publicaciones/revistas/index.php/anuario-filosofico/article/download/29974/25870
**Cuiuscumque est causa finalis, eius est causa efficiens: Lo que tiene una causa final, también tiene una causa eficiente (frase de John Duns Scoto: Ordinatio, I, dist.  8, n. 240,  cd.  Vat.  IV,  280
-El regnum potentiae y el regnum sapientiae: El reino (orden) del poder y el reino (orden) del saber
-Jadah: Del vocablo hebreo yadah, «dar gracias, loor y alabanza».
-Certa cognitio: Conocimiento cierto
-Metaciencia o ciencia de la ciencia que hace referencia a lo que hay más allá de esta misma o la filosofía de las ciencias

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