Primer fragmento del texto de Robert Spaemann titulado Realidad como antropomorfismo. Publicado originalmente en alemán como Wirklichkeit als Anthropomorphismus, en el libro de O. G. Bauer (ed.), Was heißt ‘wirklich’? Unsere Erkenntnis zwischen Wahrnehmung und Wissenschaft. Traducido en español para Anuario filosófico (2002) e incluido en el libro de Robert Spaemann: Ética, política y cristianismo (Palabra, Madrid, 2007) páginas 189-212. Documento extraido de Anuario filosófico Universidad de Navarra, volumen 50 (1), abril 2017, páginas 171 a 188, link: https://revistas.unav.edu/index.php/anuario-filosofico/issue/view/444
El ser y la apariencia
Cuando éramos niños hubo un instante en el que, cuando nos contaban una historia, hicimos la pregunta: “¿Esto ha sido real alguna vez?”. Esperábamos una respuesta sencilla a esta pregunta, por tanto, no una respuesta que extendiera la acepción del concepto “real” hasta el punto de que también se podrían incluir en él los cuentos de hadas y los sueños. Los sueños eran precisamente aquello que queríamos excluir con nuestra pregunta infantil. El que pregunta por la realidad siempre quiere excluir algo. Es que la realidad no es una característica que añada algo a lo que ya hay. Lo real se distingue de lo no real y si queremos saber lo que alguien quiere decir cuando pregunta por aquello que es real, tenemos que saber lo que quiere excluir como no real. Lo que excluimos puede tener muchos nombres: sueño, ficción, mentira, apariencia, figuración, constructo, realidad virtual, etc.
La distinción entre ser y apariencia es la primera y más fundamental distinción con la que empezó la filosofía. Ahora bien, ya en los inicios de la filosofía surgió una oposición contra esta distinción, concretamente entre los llamados eléatas (1). Su argumento era sencillo: lo no real, es decir, lo no existente per definitionem no es. No existe lo que no existe. El sueño es tan real como lo es la vigilia y lo soñado como soñado de la misma manera como lo vivido en vigilia. Sea lo que fuera lo que distingue la realidad virtual de la no virtual, se llama al fin y al cabo como esta: “realidad”.
La cuestión es si verdaderamente existe otra cosa que la realidad virtual. Con esta pregunta desconcertante estamos confrontados cada vez más en la actualidad. Cuando desaparece la oposición entre apariencia y ser, entonces es indiferente si decimos que todo es real o todo es apariencia. “Esse est percipi”, decía George Berkeley. Y David Hume: “We never advance one step beyond ourselves”. Si vivimos algo entonces es algo que hemos vivido precisamente nosotros. Transcurre dentro de nosotros. Si tal vez es originado de alguna manera desde el exterior, no somos capaces de averiguarlo. Incluso la idea de algo externo es a su vez solo una idea que toma prestada su metafórica de circunstancias espaciales que conocemos. Y también la idea de otro fuera de nosotros, la idea de algo que existe fuera de nuestro pensamiento mantiene, a pesar de todo, nuestra idea. La filosofía del siglo XIX ha traído y llevado esta reflexión hasta la saciedad.
(1) Se
denomina escuela eleática a la corriente filosófica de la Antigua Grecia que
surgió en los siglos VI-V a. C. y sostiene que las cosas sensibles son en su
esencia una única sustancia inmutable. La escuela toma su nombre de la ciudad
de Elea (sur de Italia), una de las colonias griegas de la Magna Grecia, donde
nacieron y vivieron los filósofos Parménides y Zenón, si bien también se
consideran eleatas o eleáticos a Jenófanes de Colofón y a Meliso de Samos.
Extraído de https://es.wikipedia.org/wiki/Escuela_eleática
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