miércoles, 24 de agosto de 2022

Proyección y causalidad

Tercer fragmento de la conferencia de Robert Spaemann titulada Naturteleologie un Handlung, pronunciada en Hannover el 12 de noviembre de 1977 para inaugurar el III Congreso internacional sobre Leibniz . Publicada en Límites: Acerca de la dimensión ética del actuar, capítulo 3. El texto completo de la conferencia traducido por Urbano Ferrer en el enlace: https://revistas.unav.edu/index.php/anuario-filosofico/article/view/29974/25870

Del fragmento anterior

La funcionalidad siempre se la define por la autoconservación. En cambio, Aristóteles había interpretado la autoconservación como la forma inferior de que lo finito participase de lo eterno. La tendencia a perseverar en el tiempo es, por así decir, la imagen de una no alcanzable identidad con lo eterno. La filosofía medieval intentó pensar la teleología ‘objetiva’ bajo el concepto de ‘repraesentatio’. En el siglo XV la filosofía se dispuso a destruir la teleología. Pero Leibniz y Kant advirtieron que esta destrucción sólo es inteligible como expresión de unos fines determinados de la razón, que son necesarios.

Disputa sobre el origen de las acciones

Kant fue el primero que puso de relieve el distinto estatus teorético de los enunciados teleológicos y causales. Dado que ‘teoría’ para Kant significaba ‘física’, la función teorética de la teleología era en todo caso sólo regulativa, es decir, la teoría como función orientadora de la praxis investigadora. 
El objeto de la física se constituye sin supuestos teleológicos. No así el objeto de la biología. Es cierto que también la investigación sobre dicho objeto es similar a la propia de la ciencia física, pero si ésta fuera exhaustiva, al fin desaparecería como objeto específico.
En tal caso, es una reconstrucción insuficiente de la tesis de Kant cuando se dice que la teleología era para él sólo un principio heurístico* de investigación causal. Pues en esta tesis se encuentra una paradoja. El principio heurístico daría alas a una investigación, al término de la cual desaparece el objeto de esta investigación y, con ello, también el motivo para investigar tal objeto en vez de otro cualquiera; podrían desaparecer, por tanto, los procesos relacionados con la especie de los patos, pero no aquellos procesos que han conducido a que en una determinada esquina del camino estén juntos una pezuña de caballo, dos botellas de cerveza, tres guijarros y cinco briznas de hierba.

Kant era de la opinión de que los organismos son objeto de una clase especial; su plena reconstrucción y, con ello, su desaparición como objetos específicos no se cumpliría. Una fundamentación realmente concluyente para esta sospecha no ha podido encontrarse.
Hegel ha señalado el carácter abstracto del concepto kantiano de objeto y ha podido mostrar hasta qué punto la función reguladora de los principios conductores del conocimiento es constitutiva como tal para el conocimiento concreto. Sin embargo, el capítulo teleológico de la lógica hegeliana apenas ha influido en la marcha posterior de la discusión.

El programa antiteleológico de las ciencias de la naturaleza sólo desplegó su entera potencia después de Hegel. La fuerte reacción teleológica bajo la forma de vitalismo no alcanzó el nivel especulativo al que ya había sido tratado el problema por Aristóteles y Hegel (1). Pues no problematizó la forma de la objetividad científica, sino que intentó pensar la entelequia* como un objeto justamente partiendo de esa forma. Por esto, a pesar de la consistencia del fenómeno en que se apoyaba el vitalismo, no pudo hacer frente a la crítica epistemológica* que pronto habría de aparecer. El punto sobresaliente de la crítica fue el siguiente: si la entelequia ha de ser más que una hipótesis ad hoc, debería probarse independientemente de aquella función por la que es aceptada. Y no es éste precisamente el caso. El lenguaje de la entelequia en el sentido objetivo de los vitalistas recuerda al lobo que presumiblemente se ha acercado a alguien. A la pregunta de si es realmente un lobo responde el afectado: “¿qué, si no, ha hecho ruido en el matorral?”

El vitalismo se quedó en un mero episodio. El programa antiteleológico tomó la delantera por algún tiempo: incluso se extendió por vía de ensayo al dominio de la acción. En vez de entender la naturaleza teleológicamente por analogía con la acción, el behaviorismo intenta, a la inversa, concebir la acción como un caso de acontecimiento natural no teleológico y dejar de lado por irrelevante la autocomprensión teleológica del agente (un programa que tendría que fracasar, como muy tarde en el momento en que la teoría behaviorista misma sea concebida como acción e interpretada behaviorísticamente).


*Heurística: Conjunto de técnicas o métodos para resolver un problema.
Entelequia: En la filosofía de Aristóteles, fin u objetivo de una actividad que la completa y la perfecciona (RAE).
Epistemología: Teoría de los fundamentos y métodos del conocimiento científico (RAE).
(1) Confrontar Lothar Samson: Naturteleologie und Freiheit bei Arnold Gehlen, K. Alber, Friburgo/Munich, 1976, en especial 43-55.

 

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