Precedencia al deber
La reflexión filosófica apunta, como decía, a la unidad, y lo hace en un triple sentido:
1. Intenta que nuestros propios sentimientos, experiencias y juicios morales, en un principio a menudo dispares, formen un conjunto coherente; intenta hacerlos mutuamente útiles para su comprensión.
2. Trata de poner en conexión los sentimientos, experiencias y juicios morales de diferentes hombres de distintas épocas y culturas para calibrarlos, relacionarlos y compararlos entre sí.
3. Trata de comprender los fenómenos que calificamos de morales, y que de una u otra manera tienen que ver con las palabras «bueno» y «malo», como algo que tiene su origen en un fundamento común, y trata de identificar dicho fundamento.
continuación
Desarrollo del punto 3 (tercera parte)
...la ética filosófica de Occidente -y sólo en Occidente hay filosofía, discurso racional sobre las preguntas últimas- culmina... en la idea del amor o de la benevolencia libre, racional, hacia el otro percibido como real tanto como hacia uno mismo.
También esta ética tiene implicaciones teóricas, ontológicas. Pero estas implicaciones no son, como quiere una ética fundada en la metafísica, ni conocimientos teóricos de hechos a partir de los cuales se derivaría un deber, del tipo que este fuese, ni tampoco, como opinaba Kant, meros «postulados». Más nos acerca a su comprensión la frase de Platón que dice que «el bien es el fundamento de la cognoscibilidad de las cosas».
El amor en el sentido de benevolencia es aquella actitud en la que al amante, lo que en una actitud puramente teórica sólo tiene el carácter de objeto, se le transforma en la realidad de ser en sí mismo. El amor es el hacerse real de lo real para el amante. De un hecho «objetivo», tomado en sí mismo, nunca se sigue un deber. Pero lo que la palabra «ser» significa más allá del ser objeto sólo lo descubre la benevolencia. Pues ser, en el sentido de «existencia», no tiene un «significado» objetivo, sino que la utilización de estas palabras significa el poner algo fuera de todo contexto de significación para mí, el poner algo como centro propio de posibles significados. Que un tal ser-para-sí se vuelva real para mí no es el resultado de un «deber», sino que precede a todo deber. Es aquella intuición fundamental en la que coinciden teoría y praxis. El monje medieval Ricardo de San Víctor acuñó esta bella expresión: «Ubi amor; ibi oculos» *.
En cualquier caso, apelando al principio de benevolencia se han establecido diversas concepciones de la ética normativa. Pues el principio de benevolencia, antes de que pueda servir para la orientación de la acción, ha de dar algunos pasos. Al actuar tenemos que vérnoslas con muchos hombres y animales, y además puede tratarse de muertos, vivos o vivos futuros. Hay por lo demás, evidentemente, algo así como una gradación de cercanía y lejanía de la cual resulta una jerarquía de la atención que merecen los intereses, un ordo amoris **. Todos estos hombres -también nosotros mismos- tienen diversos intereses, necesidades, deseos, que a su vez deben ser jerarquizados. Sólo podemos vivir en amistad con nosotros mismos si somos algo más que un paralelogramo de fuerzas contrapuestas y si al hacer una cosa no nos lamentamos de no poder hacer la otra, esto es, si podemos realmente identificarnos con el punto de vista que guía nuestra elección. La ética filosófica trata de desarrollar este punto de vista.
De ese intento resultan muy diversos planteamientos. Esa diversidad es en parte consecuencia de la diferente formulación de las preguntas y de los diferentes sentidos en los que apuntan los intereses. La pregunta acerca de la vida humana lograda, acerca de la eudaimonia, es diferente de la pregunta acerca de la justificación objetiva de las acciones humanas. La pregunta acerca de lo que hace que una acción sea buena es diferente de la pregunta acerca de las propiedades que hacen que un hombre sea bueno. Y la pregunta acerca del valor de los bienes a que aspiramos es diferente de la pregunta acerca de las normas de aprobación o desaprobación en función de las cuales juzgamos las acciones.
Sucede así que no es posible relacionar de manera inmediata las distintas concepciones de la ética a lo largo de la historia, sino que para caracterizarlas de forma fructífera es preciso un análisis histórico-hermenéutica. Cuando Kant critica el eudemonismo ético, la «ética de la felicidad», tiene ante todo presente autores contemporáneos. Que su crítica alcance a Aristóteles ya no está tan claro. Bien pudiera ser que Aristóteles no haya dado una respuesta diferente a la misma pregunta, sino que se haya planteado una pregunta diferente a la de Kant.
*Ubi amor, ibi oculos: donde hay amor, allí están los ojos. Cita de Benedicto XVI: “Las instituciones universitarias se han distinguido siempre por el amor a la sabiduría y la búsqueda de la verdad, como verdadera finalidad de la universidad, con referencia constante a la visión cristiana que reconoce en el hombre la obra maestra de la creación, en cuanto formado a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1, 26-27).
Siempre ha sido característica de esta visión la convicción de que existe una unidad profunda entre la verdad y el bien, entre los ojos de la mente y los del corazón: ‘Ubi amor, ibi oculos’, decía Ricardo de San Víctor (cf. Beniamin minor, c. 13): el amor hace ver. La universidad nació del amor al saber, de la curiosidad por conocer, por saber qué es el mundo, el hombre. Pero también de un saber que lleva a actuar, que en definitiva lleva al amor.” Fuente: https://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2006/april/documents/hf_ben-xvi_spe_20060401_cath-educ.html
**Ordo amoris: orden en el amor. Cita de Agustín de Hipona en De doctrina christiana, L. I, c. XXVII, 28: “vive justa y santamente el que tiene el amor ordenado, de suerte que ni ame lo que no debe amarse, ni no ame lo que debe amarse, ni ame más lo que ha de amarse menos, ni ame igual lo que ha de amarse más o menos, ni menos o más lo que ha de amarse igual”. Fuente: https://proyectoscio.ucv.es/articulos-filosoficos/ordo-amoris-una-gramatica-de-los-sentimientos-por-marta-albert/
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