sábado, 23 de abril de 2022

Emancipados y dependientes

Duodécimo fragmento del artículo de Robert Spaemann titulado ¿Es la emancipación un objetivo de la educación? Publicado con el título Emanzipation – ein Bildungsziel? en la revista Merkur, número 320, enero de 1975, páginas 11 a 24. Incluido en el libro Robert Spaemann: Límites. Acerca de la dimensión ética del actuar, capítulo 41.

Ataduras programadas

continuación

El dominio del buen educador se dirige a la supresión de él mismo. El educador se encuentra entre la cosa y el alumno. Hace valer ante éste la demanda de un contenido que él transmite, la demanda de ser comprendido adecuadamente. Y se lo transmite de tal manera que el joven pueda despertar, con relación a la cosa, que puede volverse competente. Esto es fácil de decir y difícil de hacer. Pero así es como es. El resultado de la confrontación del alumno con la cosa no está ya en manos del profesor, y éste no debe querer tenerlo en sus manos. El alumno ha de emanciparse, y es del profesor del que ha de emanciparse.

Este contexto pone patas arriba la pedagogía de la emancipación. Se dice al alumno que debe emanciparse de todo, menos del profesor. El profesor no debe retirarse, sino que debe engañar al necesario proceso de emancipación haciéndose tan pequeño que no haya ahí nada de lo que uno pudiera emanciparse, para después, finalmente, como el erizo a la liebre, decir: «¡Ya estoy aquí!» *. Él no había transmitido el saber y las capacidades confiándoselas a la juventud para su conservación, modificación y mejora. Él había enseñado un programa de mejora. La emancipación era el contenido de su enseñanza. Y de esta enseñanza no debe uno ya poder emanciparse.

¡Pero se puede! La natural aspiración a la emancipación de toda generación llevará también a la siguiente a desconfiar de lo que se le ha enseñado. Y lo que se le enseñó era emancipación. Ya hoy dicen con Brecht: «También puede funcionar de otra manera; sin embargo también funciona así», y se vuelven conservadores. La cuestión es si eso es siempre bueno. Hay demasiadas cosas entre nosotros que están mal para que pudiéramos permitirnos dejarlas como están. Pero a los jóvenes no se les puede reprochar que se aparten de los maestros cuando estos, en vez de las cosas que uno quisiera aprender de ellos, enseñan el hastío por esas cosas y preprograman futuras frustraciones.

*Referencia al cuento recogido por Wilhelm Schröder y por los hermanos Grimm La liebre y el erizo. Se puede leer el cuento completo en https://biblioteca.org.ar/libros/131460.pdf

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