Undécimo fragmento del artículo de Robert Spaemann titulado ¿Es la emancipación un objetivo de la educación? Publicado con el título Emanzipation – ein Bildungsziel? en la revista Merkur, número 320, enero de 1975, páginas 11 a 24. Incluido en el libro Robert Spaemann: Límites. Acerca de la dimensión ética del actuar, capítulo 41.
Igualdad, felicidad
Mi crítica a la idea de emancipación en cuanto a posible objetivo de la educación se resume en seis puntos:
continuación
5. La pedagogía de la emancipación forma individuos con identidad débil, pues impide lo que es un derecho del niño: la posibilidad de identificación. Le niega al niño ese espacio histórico particular para el desarrollo de su personalidad que primeramente se ha de asumir sin cuestionamiento alguno. Tener que enseñarle al niño una lengua materna en vez de una lengua universal para toda la especie es para esa pedagogía un mal inevitable. A menos que al niño se le ofrezca enseguida, como hacen los radicales de izquierda, un colectivo político revolucionario como objeto de identificación. Los pedagogos de la emancipación no hacen esto. Sólo despiertan el anhelo de ello y la disposición a encontrar en un colectivo de ese tipo el sustitutivo de una identidad ausente. Despertar intereses significa ahí instruir para la sublimación. El programa antifreudiano de la emancipación de las pulsiones conduce a un infradesarrollo del yo, a la despersonalización. La proclamación del AStA de Gießen * da prueba de cuáles son las directrices escolares en ese Estado federado.
6. La pedagogía de la emancipación quiere producir la felicidad. Pero es una de las ideas indiscutibles de Max Scheler –también podríamos haberla aprendido ya de Aristóteles o Hegel- que la felicidad sólo se puede buscar de forma mediata, a través de situaciones o estados de cosas, pero no directamente. Como es natural el educador ha de tener en mente la felicidad de los niños. Pero eso no significa que deba enseñar «exigencias de felicidad». Al contrario, una pedagogía que enseña a apartar la vista de las cosas para dirigirla a la felicidad, priva de la felicidad, hace neuróticos. Naturalmente, no es ésa la intención. ¿Cuál es la intención? Viniendo de la escuela de la sospecha, también a nosotros habrá de permitírsenos formular a la pedagogía de la emancipación la pregunta «cui bono»: ¿a quién le sirve? La respuesta es obvia: es una colosal ideología de dominación de los pedagogos.
*Ver la mención en el fragmento titulado La creatividad marginada: “Cuando el Comité General de Estudiantes (AStA*) de Gießen anima abiertamente a los nuevos alumnos a estudiar lo menos posible, es decir, a invertir lo menos posible para sus futuros empleadores y, en vez de ello, a «emborracharse, discutir, joder y ocupar casas» colectivamente, una invitación de este tipo no tiene nada que ver con la tradición del movimiento obrero; es lisa y llanamente criminal, pues mediante el engaño priva a los jóvenes de lo que en cualquier caso les pertenecerá, ya hagan la revolución o no, ya se impliquen en el servicio a sus conciudadanos, se vendan a buen precio o traten simplemente de disfrutar la vida.” https://foro-spaemann.blogspot.com/2022/03/la-creatividad-marginada.html
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