Décimo fragmento de la conferencia de Robert Spaemann pronunciada en Madrid el 19 de mayo de 2005 titulada Confianza. Publicada en la revista Empresa y Humanismo Vol. IX, 2/05, pp. 131-148. El texto de la conferencia completa se puede obtener en el enlace: https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/7007/4/Confianza.pdf
X. Razones para abrir espacio a la confianza
1. La confianza es una prestación previa: esto sigue siendo válido hoy. Pero en esta época de grandes empresas y, más aún, de la globalización, ya no existe ese trato confiado personal que era la base tradicional de la confianza. Con todo, el que no se atreve a entregar esta prestación previa se priva a sí mismo de la posibilidad de una relación flexible con otros. Y lo mismo pasa con quien tiene que honrar la confianza, que no puede explotar la vulnerabilidad voluntaria del otro, si no quiere aislarse a sí mismo y privarse de las posibilidades de relación con él.
2. Si la desconfianza sistemática -también la desconfianza entre superiores e inferiores- ocupa el lugar de la confianza patriarcal, entonces las pérdidas por fricción en las reestructuraciones empresariales serán considerables. El que sabe que le echarán en cuanto su cabeza aporte al rey de Inglaterra un solo castillo de Francia, ya no considerará la empresa como suya, a no ser que se llame precisamente Tomás Moro y tenga el puesto más brillante en el reino de Inglaterra. Pero también se aplica a la inversa: los representantes de los trabajadores que por principio consideran las exigencias de la empresa como mero pretexto para otra maximización de sus ganancias, no pueden esperar que sus propuestas alternativas se tomen en serio.
3. Luhmann habla, en relación con el tema de la confianza, de la “ley del reencuentro”. El colaborador que tiene la sensación de que se le ha engañado, no vuelve. Añado la cita de un artista: “No negocio nunca mis honorarios para que nadie pueda suponer que ha negociado mal. Todos deben confiar en que están pagando el precio del mercado”. Sólo cuando vemos que una empresa se hace cargo voluntariamente de las pérdidas para que no suframos perjuicios indebidos, permaneceremos fieles a ella. Lo que yo he experimentado con la empresa de correos Post-AG me llevará a cambiar de empresa en cuando me sea posible. La confianza destruida sólo puede restituirse muy lentamente. A diferencia de la confianza personal, que puede restituirse en cualquier momento a través del cambio de actitud del otro, una reacción de esta índole no existe en la vida de las instituciones.
4. La confianza ahorra tiempo y con ello también dinero. Seguros, controles, comprobaciones, cuestan dinero. En los últimos años se han perdido pedidos muy importantes porque su tramitación era demasiado lenta. La confianza significa velocidad y por eso los costes de la desconfianza por pérdida de tiempo deben ponderarse en relación con el posible aumento de la seguridad. O, mencionando un campo completamente distinto: en casi ningún ámbito el tiempo es tan escaso como en lo relativo al cuidado de los enfermos. Es absurdo cuánto de este valioso tiempo pierde el enfermo por la obligación de registrar cada actividad que se realiza, con el fin de que después le puedan hacer una liquidación controlable. Las medidas y los controles jurídicos pueden adquirir en una comunidad dimensiones que paralizan. Ello está en relación con la merma de confianza.
5. La confianza fomenta la transferencia del saber. El que teme o puede temer que otros abusen del saber en detrimento del que lo comunica estará propenso a guardar el saber para sí mismo, siguiendo la consigna de “saber es poder”. La ciencia, y también una empresa moderna, viven del espíritu de cooperación, en el que la confianza es el principio clave. Pero también esta confianza precisa ser animada por el hecho de que se remunere el tratamiento cooperativo del saber y no su contrario.
6. La confianza ahorra gastos. Cito a Reinhard Sprenger, que escribe: “Me atrevo a lanzar la tesis de que la mitad de los costos de la mayoría de las empresas se deben a la desconfianza. Como señal de alerta de esta evolución puede servir el hecho de que los costes administrativos crecen más rápidamente que el volumen de venta. La desconfianza aumenta los costes. Los costes de la frecuente selección y sustitución de las partes contractuales, pérdidas de fricción por negociaciones permanentes, negociaciones y nuevos acuerdos; los gastos de las medidas de control, por ejemplo, en el caso de personas altamente especializadas, son manifiestamente contraproducentes. ¿Qué decir de una empresa de tarjetas de crédito que gasta millones para impedir el abuso de tarjetas? A menudo es más sencillo amortizar simplemente estas pérdidas.
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Reinhard Sprenger |
7. La confianza vincula a los colaboradores y fomenta la motivación intrínseca. Estudios empíricos recientes han demostrado que la sustitución de la confianza por el control, desmotiva. Los colaboradores castigan a sus superiores, cuando los privan de confianza, practicando huelgas de celo.
8. La confianza vuelve exitosa la dirección. Dirigir significa alcanzar objetivos con la ayuda de otras personas. Ello implica, por ejemplo, la introducción permanente de innovaciones, cambiar la rutina y los hábitos. La aceptación de estos cambios depende en tal medida de la confianza que el general Norman Schwarzkopf pudo decir en una ocasión: “El mando es una vigorosa mezcla entre estrategia y confianza. Si tienes que arreglarte sin una de las dos, renuncia a la estrategia”. También la aceptación de cambios de opinión o de fallos de la dirección depende irremediablemente de la confianza.
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