sábado, 3 de septiembre de 2016

El mito cristiano

Fragmento de la conferencia pronunciada por Robert Spaemann en Roma con el título: La cultura europea y el nihilismo banal, o la unidad de mito, culto y ética, en noviembre del 1991, en el Simposio Presinodal sobre Cristianismo y Cultura. Traducción del alemán: José María Barrio Maestre.

John Henry Newman
Por mito entiendo una interpretación de la realidad que fundamentalmente difiere de la interpretación científica. La ciencia siempre presupone el mundo como un todo en el que cabe identificar legalidades uniformes. Cuando la ciencia natural relata historias -por ejemplo, la evolución del universo material entonces se maneja con reconstrucciones hipotéticas basadas en determinados datos iniciales y en leyes de la naturaleza conocidas. El mito es, por el contrario, una historia transmitida que precede a cualquier teoría. Se ocupa del mundo en su totalidad como acontecimiento singular, de su origen y destino, de su necesidad de fundamento suficiente y de las vías para dar cuenta de su constitución. Toda auténtica cultura presupone una cierta narrativa que explique el mundo en su totalidad. El mito cristiano comienza con la creación del mundo. En el punto central se halla la irrupción de Dios en él, en la figura de Jesús de Nazaret, su nacimiento de una virgen, su muerte en la Cruz bajo Poncio Pilato, y su resurrección corporal.

En contraste con los mitos paganos, el cristianismo entiende su mito como verdad histórica, es decir, como algo que puede expresarse en proposiciones capaces de verdad. La fe de la Iglesia se articula en tales propuestas, esto es, en dogmas. En Europa se invocó la verdad para desatar sangrientas guerras fratricidas, hasta que prevaleció el principio de tolerancia, que Thomas Hobbes formulaba de esta maneranon veritas, sed auctoritas facit legem (es la autoridad, y no la verdad, la que hace la ley). Entre tanto, la Iglesia ha comprendido la verdad que le ha sido confiada como algo en cuya esencia está el que sólo puede abrazarse mediante la libre adhesión, por lo cual su anuncio no debe hacer peligrar la paz pública. Mas esto no obsta en nada el carácter absoluto que invoca para sí ese anuncio. Hoy, como ayer, la Iglesia sólo puede ver en el liberalismo religioso un oponente enfrentado a su pretensión. Así lo veía John Henry Newman. Sólo con esta condición puede el cristianismo ser el fermento de la cultura europea, o volver a serlo, pues el relativismo y el escepticismo representan no sólo la muerte espiritual del alma, sino también la de cualquier cultura viva. Pero sobre todo de la europea, ya que Europa no puede relativizar su mito como si se tratara de un particularismo regional sin renunciar por completo a él. O Cristo ha nacido realmente de una virgen y resucitado de la muerte, o de lo contrario Cristo no existió realmente. No hay una tercera posibilidad (tertium non datur). Puesto que está vinculada a la verdad, la cultura cristiana de Europa es esencialmente de carácter universal, y por ello misionera en relación con su núcleo de fe. El cor curvatum in se ipsum de un eurocentrismo que se relativiza a sí mismo acabaría destruyendo la cultura europea.


San Próspero de Aquitania
La representación del mito no tiene lugar a través de medios anónimos, sino primeramente por la narración boca a boca entre hombres reales, y en segundo lugar -y sobre todo- a través del culto. Lex orandi lex credendi (1). El sacrum commercium de la realidad divina y humana se verifica en la celebración ritual. «Déjanos participar, por el misterio de este agua y este vino, en la divinidad que se ha humillado hasta asumir nuestra humana naturaleza»: así reza diariamente la Iglesia Católica en su antigua liturgia del Misal Romano (2). (No es concebible que precisamente este texto haya desaparecido en la reforma litúrgica).

(1) «Se cree lo que se reza» sería una libre traducción del viejo tópico latino que enlaza la fe y la liturgia. (nota del traductor).
(2) Oración que rezaba el sacerdote al mezclar unas gotas de agua con el vino durante la Ofrenda. (nota del traductor).

Texto completo en español: http://www.dfists.ua.es/~gil/seleccion-de-articulos.pdf (artículo 5, páginas 43 a 51)

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