Progreso y ecología
El nihilismo político empieza allí donde la derecha y la izquierda se comprenden como cosmovisiones, como teorías totales del mundo y del estado. Hegel ha mostrado que toda posición abstracta, si se comprende a sí misma como el todo, se hace dialéctica: se transforma en su contrario.
El marxismo ilustra esto en nuestra época. El es la izquierda par excellence: hombre contra ciudadano, homme contra citoyen. Partiendo de la negación de la teleología hegeliana, Marx se conecta expressis verbis al dualismo de Rousseau. La superestructura política no es ya la culminación de la naturaleza humana, sino su autoalienación. El liberador de la humanidad es, por tanto, la clase que no participa en ninguna forma de plenitud humana, como la vida familiar, la sociedad civil, la religión. La revolución pone en movimiento un proceso de emancipación colectiva del hombre natural, del hombre como ser genérico (Gattungswesen). Este proceso es esencialmente ilimitado, o sea, sin fin. El despliegue de fuerzas y capacidades del hombre no está dirigido a la «panificación» del hombre: él es fin en sí. El hombre de la sociedad futura, entendida en sentido marxista, será un dilettante, el cual jamás toma en serio las cosas sobre las que opera. Pescará, cazará, criticará sin ser pescador, cazador o escritor. Pues cualquier actividad profesional sería alienación.
Recuérdese la tesis de Platón, según la cual en todo estado bien constituido toma cualquier actividad una forma profesional; o la tesis de Hegel, quien ve en la alienación el estadio necesario que el hombre tiene de venir-hacia-sí-mismo. Para el antifinalismo de Marx, toda trascendencia del hombre es solamente pérdida de su identidad. La futura sociedad sin clases y sin mando no tendrá ya un telos inmanente. Su fin será solamente el sometimiento progresivo de la naturaleza externa e interna. Para organizar este sometimiento progresivo de la naturaleza externa e interna, tiene que establecerse antes un orden totalitario y un poder absoluto.
Allí donde la izquierda no quiere permanecer protestando impotentemente contra la realidad, se hace tecnocrática y acoge las ideas de la derecha de un modo tal que los representantes de la derecha se convierten entonces, al revés, en defensores de la libertad humana, la cual no tiene en el fondo para ellos un sentido inteligible, un «para qué». Hemos aprendido en la primera mitad de nuestro siglo que el resultado real de Marx es siempre Compte. El verdadero teórico social de nuestra época no es Marx, sino Compte. Sólo que éste no ha prosperado como Padre de la Iglesia. * El catecismo de los estados de Compte es el Manifiesto comunista.
La progresiva dominación de la naturaleza, «la lucha contra la Naturaleza»: esta es la idea directriz de la sociedad europea desde hace tres siglos. Frente a esto estaba la idea clásica de que en la naturaleza hay un orden final y jerárquico del ser natural, con el hombre en la cúspide de esta jerarquía, pero no un progreso ilimitado de sometimiento de la naturaleza por el hombre. El dominio del hombre sobre la naturaleza no debe ser, racionalmente mirado, un despotismo. La idea de sometimiento ilimitado y progresivo, era la idea de la burguesía europea y fue llevada a su cénit por Marx. Pero es justo esta idea la que hoy choca con su límite. La Ecología es el suceso epocal dentro de la conciencia actual. Hemos descubierto que el hombre tiene que comprenderse otra vez como parte de la naturaleza, y la naturaleza como estructura finalista. Cuando el hombre hace antropomórfica esta visión, él mismo cae en el antropomorfismo.
Wolfgang Harich |
La idea de sometimiento progresivo de la naturaleza fue conectada por Marx a aquella otra idea sustitutiva de la idea de perfección como fin, la idea de sociedad de la abundancia. Es claro que toda represión puede desaparecer cuando hay abundancia de todos los bienes. Pero también esta idea ha muerto. Hoy sabemos que los recursos materiales del hombre son limitados. Por eso el comunista alemán W. Harich recomienda hoy el comunismo, argumentando que éste puede administrar la escasez mejor que el capitalismo esencialmente expansivo. La administración de la escasez es la tradicional tarea de las derechas. Si Harich tiene razón, por lo que afecta al socialismo, debemos decir que con semejante interpretación ha dejado de ser ya un hombre de izquierdas.
Ante los problemas de la Ecología se hacen obsoletas las categorías de las derechas y las izquierdas. La cuestión decisiva es si el problema ecológico se entiende como problema teleológico o como un nuevo problema tecnológico. Los hombres de la izquierda y de la derecha son sobre todo tecnócratas. La gran tarea de contener las necesidades humanas y de organizar la producción y la distribución es para ellos un problema organizativo y policial. Pero se trata de saber si podemos concebir los límites del sometimiento de la naturaleza esperanzadamente, o sea, si podemos descubrir de nuevo la doble significación del telos como «límite» y como «sentido».
Con espíritu de justicia, de libertad y de dignidad humana puede ser vencida la nueva escasez ecológicamente condicionada, pero sólo si volvemos a considerar en pública discusión los puntos de vista teleológicos.
Texto completo en: http://dadun.unav.edu/bitstream/10171/2196/1/05.%20R.%20SPAEMANN,%20Sobre%20la%20ontolog%C3%ADa%20de%20%C2%ABderechas%C2%BB%20e%20%C2%ABizquierdas%C2%BB.pdf
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