miércoles, 15 de febrero de 2017

Digerir la realidad (1)

Del libro de Robert Spaemann LO NATURAL Y LO RACIONAL. ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA. Título original: Das Natürliche und das Vernünftige. Aufsatze zur Anthropologie, Piper, München-Zürich, 1987. Traducción: Daniel Innerarity y Javier Olmo. Segundo ensayo: Ser y haber llegado a ser. ¿Qué explica la teoría de la evolución?

1. ¿Resistencia frente a los hechos?
Hermann Lübbe

Hermann Lübbe caracterizó una vez a la Ilustración como el proceso de trivialización de los resultados de la investigación científica. Estos resultados son considerados como verdaderos sin ofrecer resistencia porque afectan a nuestra vida de un modo indirecto, mediante la transformación técnica del medio, pero no directamente, por una transformación de la comprensión que tenemos de nosotros mismos y del mundo. Y Lübbe concluía que, en este sentido, vivimos en una época de Ilustración consumada. Los resultados científicos ya no son objeto de una disputa ideológica de alcance público. Suponiendo que esta afirmación sea correcta, queda la cuestión de por qué esto es así y de por qué era antes de otra manera.

Comencemos por la segunda pregunta. ¿De dónde procede la resistencia frente a los resultados de la investigación científica? ¿Por qué los hombres no toman en todas las épocas tranquilamente por conocimiento las afirmaciones sobre lo real? ¿Por qué no están siempre únicamente interesados en saber lo que es real? ¿Por qué desean que lo real sea esto y no aquello? Si se plantea la pregunta así, entonces la respuesta es obvia: determinados hechos nos son más gratos que otros"¡Eso no puede ser verdad!", se dice con frecuencia. Ciertamente es un signo de madurez desear hechos gratos, pero no el simulacro, contrario a la verdad, de hechos gratos. La actitud del soberano que mataba a los mensajeros de malas noticias nos parece pueril. ¿De qué le sirve imaginarse que ha ganado la batalla, cuando en realidad la ha perdido? Por lo general, estar correctamente informados sobre los hechos aumenta nuestra capacidad para alcanzar los fines que nos hemos propuesto

Sin embargo, esto no siempre es así. Hay hechos desagradables frente a los cuales no podemos en absoluto reaccionar en el sentido de una prosecución de fines. ¿Se debe comunicar a un monarca moribundo la mala noticia del desmoronamiento de su reino? Algunos hombres desean no ser informados sobre su enfermedad mortal. E incluso se da el caso de que hombres que todavía pueden actuar, sacan consecuencias erróneas de informaciones verídicas. Por esta razón se oculta frecuentemente a los moribundos la 
información sobre su enfermedad: no se quiere poner en peligro la voluntad de vivir, importante para la curación. Y en la guerra, los gobiernos suelen ocultar a sus pueblos las malas noticias para no desactivar la energía que se exige para lograr la victoria. También la "mentira noble" de Platón (1) estaba pensada en este sentido: no debía motivar a los hombres a obrar contra su propio interés, sino que debía motivar a percibir su propio interés bien entendido a aquellos que desconfiaban de aclararse correctamente sobre él.

Puede ser un signo de madurez no tener necesidad de ilusiones para comportarse racionalmente; sin embargo, es evidente que hay ámbitos en los que es propio de una vida digna del hombre la resistencia a admitir una información. Como dice La Rochefoucauld: "es más honroso ser engañado por los amigos que desconfiar de ellos". El que imparcialmente toma nota de una información que ofende gravemente a un buen amigo o a la propia mujer e inmediatamente la comprueba, en lugar de considerar en principio al informante como un calumniador, no puede ser un buen amigo. 

(1) En política, la mentira noble es asociada con la falsedad de los gobernantes destinada a preservar la armonía social. Platón ya se refería a este tipo de mentira en La República. (https://es.wikipedia.org/wiki/Mentira_piadosa)

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