2. Tres modos de reacción a la trivialización del mundo


Primero, por resistencia teórica. En su expresión intelectual más elevada, fue encarnado en el siglo XVII por Leibniz, quien mostró cómo esta indiferencia de la realidad, convertida en un continuo pasivo estructurado por las leyes matemáticas de la naturaleza, supone ver la realidad desde una perspectiva externa. En sí mismo el mundo consiste, más bien, en puros centros espontáneos de fuerza, que son los sujetos de tales perspectivas. El mundo verdadero es una comunidad de centros de percepción que, con una diferencia de grado, son semejantes a nosotros. En nuestro siglo ha defendido esta interpretación del mundo Whitehead.


La tercera posibilidad está representada por el intento de Kant de concebir la subjetividad humana como condición de la objetivación del mundo y, precisamente por eso, pensar al hombre como sometido a las leyes del mundo objetivo si y sólo si se le hace objeto de consideración teórica. Pero como sujeto de esta consideración permanece, por principio, sustraído a dichas leyes, y como sujeto de acciones voluntarias está bajo una ley de libre autodeterminación de tipo completamente diferente. Se trataba de una inmunización de la autocomprensión humana frente a los resultados del proceso científico que no interfería en modo alguno con este proceso.


Pero el programa de una reconstrucción de este tipo -en el sentido de una aproximación infinita- no es sin embargo contradictorio en sí mismo. Con esa salvedad, es incluso el único programa legítimo de una ciencia biológica. Reconocer algo como de algún modo semejante a nosotros no es un acto de la ciencia teórica sino un acto de libre reconocimiento que puede ser rehusado. También la llamada "evidencia del tú" puede ser teóricamente rechazada como una mera ilusión, y nadie está forzado a reconocer que otro tiene dolores. El reconocimiento sería -hablando kantianamente- un acto de la facultad reflexionante de juzgar; lo que sólo pone de manifiesto que Kant no llegó a aclararse suficientemente acerca de su estatuto. La solución kantiana del problema del cientificismo mediante la inmunización de la subjetividad frente al ataque de la ciencia objetivante, tuvo como consecuencia aquella indiferencia ideológica ante la formación de teorías y ante los resultados de esa ciencia, de la que se habló al comienzo.
(1) http://www.abc.es/ciencia/20150203/abci-newton-circulacion-plantas-201502031917.html
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