jueves, 14 de junio de 2018

Querer y deber

Primer fragmento del capítulo II: Educación o el principio del placer y de la realidad del libro de Robert SpaemannÉtica: cuestiones fundamentales

Voluntad y exigencia

En el primer capítulo * se trató de algo que todos sabemos: que existe una diferencia entre lo mejor y lo peor, entre lo bueno y lo malo; una diferencia que hace relación no sólo a las necesidades de un individuo, de una persona determinada, sino que expresa una valoración absoluta, totalmente independiente de la correspondiente referencia.

Y lo que todos sabemos ya de modo espontáneo es que esta diferencia tiene un valor general, a pesar de todas las diferencias históricas y culturales que se dan en un individuo. Ciertamente podemos comparar una vez más los comportamientos estándar de las diversas culturas. Y podemos además dar una mejor calificación a los estándares morales de otras culturas que a los nuestros. 

Se trataba ante todo de defender ese conocimiento primario frente a las objeciones escépticas y relativistas. Una mejor comprensión de lo que entendemos exactamente por una vida auténtica o falsa, por bien o mal, bueno o malo, supone alguna reflexión más, que ahora iniciamos.

Tenemos costumbre de unir las susodichas cuestiones morales con la palabra deber, con la idea de exigencia, mandato. Las exigencias se dirigen a nuestra voluntad. Para hacer algo, debemos quererlo. Si tenemos un deber, entonces eso quiere decir que debemos quererlo

"Yo hago lo que quiero"; como tal, es una manera de hablar completamente banal, pues como vimos en el capítulo primero, cada uno hace lo que quiere. La pregunta es: “¿por qué yo quiero algo?". El que obedece al médico que le prohíbe el placer de comer carne asada, lo hace porque quiere curarse o porque quiere continuar sano. Quien entrega su cartera a un asaltante, lo hace porque quiere salvar su vida o sus huesos. A quien nada quiere no se le puede plantear ninguna exigencia. Si uno se encuentra en un estado de apatía, de falta de voluntad, entonces cualquier deber cae en el vacío.

*Desarrollado en las entradas precedentes con el título Sobre el bien y el mal

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