Dialéctica política y razón del movimiento
En el futuro todo dependerá de que consigamos ver en el límite que la ecología pone a la expansión de nuestro dominio de la naturaleza algo así como un límite dotado de sentido, esto es, un telos: un límite cuyo respeto nos lleva a la realización de aquello que realmente somos en cuanto hombres. Sólo si se cumple esa condición será posible hacer de la conciencia ecológica parte integrante de la vida buena, y no una justificación ideológica de la dictadura.
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Finalmente, el problema de la teleología tiene una dimensión política. Cabe interpretar la dialéctica de derecha e izquierda desencadenada en la política en los últimos siglos como surgida de la hipostatización ** de los disjecta membra ** de la teleología. «Telos» aludía siempre a dos cosas distintas; aludía a aquella configuración en la que un ser está en condiciones de conservarse de forma óptima, y al mismo tiempo aludía al cumplimiento del contenido de las posibilidades que radican en ese mismo ser. Estos momentos de la autoconservación y de la autarquía, por un lado, y de la autorrealización o autocumplimiento, por otro, se separan en la contemplación no teleológica de las cosas (24). La derecha política está definida originalmente por la subordinación de la existencia a las condiciones de su conservación, y la izquierda política por el hecho de que persigue una expansión de la satisfacción y el cumplimiento de las aspiraciones humanas que no esté limitada por un telos ni por unas condiciones de conservación. Como todas las abstracciones, ambas posiciones dan en sus respectivos contrarios, de modo que los izquierdistas pueden convertirse en ascetas autoritarios y los derechistas en libertinos.
Ambas abstracciones, tomadas en sí mismas, son mortales. La fijación en la autoconservación lleva a la ruina. Un sistema que se quisiese conservar como tal sin modificación alguna, no efectuaría las operaciones de modificación necesarias para su adaptación al entorno y para su conservación. Ciertamente, esa adaptación está sujeta a un límite que viene dado por los contenidos de la vida buena. Una pura autoconservación que sea indiferente respecto de los contenidos que se trate de conservar, es nihilista. Y, a la inversa, también está abocado a su destrucción un sistema cuyas funciones parciales se independicen y vayan en pos de un cumplimiento que no tenga su medida en un bien que al mismo tiempo esté definido como lo que se trata de conservar.
Con todo, en último término el problema ontológico de la teleología sólo se puede llegar a decidir si no limitamos la pregunta a la vida orgánica, sino que volvemos a entender el problema de la teleología tal y como lo entendió Aristóteles, a saber, como la cuestión de cómo podemos entender el movimiento natural. La conclusión a que se llegue acerca de si el concepto de derecho natural tiene o no sentido depende en último término, según la audaz formulación de Leo Strauss, de cómo tengamos que interpretar el movimiento de los planetas (25).
Sin el concepto de anticipación de algo futuro no es posible pensar movimiento alguno. El movimiento sólo se puede dominar con ayuda del cálculo infinitesimal, que descompone lo movido en un número infinito de estados discretos. El movimiento pasa entonces de estar del lado del objeto a estar del lado del sujeto que ha de traspasar la frontera que conduce a lo infinitesimal. La Modernidad, que renunció a la interpretación teleológica del movimiento, ha creado por ello para su control el instrumento del cálculo infinitesimal. Leibniz mismo, su creador, conocía también sus límites. Sabía que si queremos pensar lo movido en cuanto que tal tenemos que pensarlo de algún modo por analogía con los sujetos. Se puede llamar a esto «antropomorfismo» **, pero la renuncia a la visión antropomórfica de la naturaleza conduce inevitablemente a que el hombre se convierta para sí mismo en un antropomorfismo.
(25)Leo Strauss: Naturrecht und Geschichte, Stuttgart. 1956. p. 8.
**Hipostización, derivado de ‘hipóstasis’: 1. f. Consideración de lo abstracto o irreal como algo real. (RAE)
**Dijecta membra: fragmentos dispersos
**Antropomorfismo: 1. m. Atribución de cualidades o rasgos humanos a un animal o a una cosa. (RAE)
*Conferencia pronunciada en Hannover el 12 de noviembre de 1977 para inaugurar el III Congreso Internacional sobre Leibniz y publicada en Zeitschrift für philosophische Forschung, 32 (1978). pp. 481-493. Artículo completo en https://www.unav.edu/publicaciones/revistas/index.php/anuario-filosofico/article/download/29974/25870