Estandarización
continuación
Hoy en día nos encontramos ante un doble desafío del ethos profesional médico: lo plantean, por un lado, el enorme incremento de la eficiencia y la apertura de nuevas posibilidades de actuar. Y, por otro, la problematización de los fundamentos éticos de nuestra vida en la civilización europeo-americana. Donde más claro se hace que la normalidad del ethos profesional está siendo sacudida es en el hecho de que los congresos médicos invitan como oradores a filósofos, esto es, a especialistas en la gestión intelectual de crisis. No en vano la filosofía se compone precisamente de aquellas preguntas en cuyo no planteamiento se basa la estabilidad de nuestra praxis vital normal. La conmoción que está experimentando esa estabilidad saca a la palestra a los filósofos, esto es, a gente que está más ejercitada que otras personas en el manejo de esas preguntas, de modo que puede prestar ayuda para su tratamiento metódico.

Me propongo hacer eso, en el limitado espacio de que aquí dispongo, formulando primero algunas observaciones sobre el denominado punto de vista «moral» o «ético», para, posteriormente, mencionar algunos de los campos en los que -en virtud de principios éticos siempre válidos- es necesario desarrollar nuevos estándares de ethos profesional en colaboración con médicos, filósofos y, en determinadas circunstancias, teólogos: unos estándares que, una vez que hayan sido establecidos, deberían hacer superflua la ulterior intervención en la praxis normal de quienes no sean médicos.

Hablar de principios morales siempre válidos es apropiado para despertar la contradicción. No puedo ni quiero discutir aquí con detalle el problema subyacente del relativismo histórico. Solamente quisiera llamar la atención sobre el hecho de que el relativismo ético equivale a negar que exista algo como así una posible validez del enjuiciamiento ético. Pues si la elección de los estándares en virtud de los cuales alguien llama «bueno» o «malo» a algo no puede ser a su vez buena o mala, sino que está determinada históricamente, o cada uno puede hacer la que más le guste, el uso de esos predicados carece por completo de sentido.
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Heinrich Himmler |
Cuando Himmler celebraba la aniquilación de los judíos como hazaña moral y nosotros desaprobamos la elección del estándar en que se basaba ese juicio, con esa desaprobación no estamos queriendo decir que hoy optamos por otros estándares, sino que es mejor, y también para Himmler habría sido mejor, optar por otros estándares. Y si no es eso lo que queremos decir, entonces no podemos hacer plausible en modo alguno por qué debemos tener tal cosa como estándares éticos y no debemos hacer sencillamente lo que más nos guste. El «meta-punto de vista» que denominamos «ético» o bien es universalista, o bien es sólo una duplicación superflua de las máximas de acción que ya tenemos de todos modos por alguna razón y que intensificamos de modo superfluo con expresiones morales.
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