miércoles, 4 de mayo de 2022

Control y confianza

Primer fragmento de la conferencia de Robert Spaemann pronunciada en Madrid el 19 de mayo de 2005 titulada Confianza. Publicada en la revista Empresa y Humanismo Vol. IX, 2/05, pp. 131-148. El texto de la conferencia completa se puede obtener en el enlace: https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/7007/4/Confianza.pdf

I. ¿Somos dueños de la situación?

Nadie es completamente dueño de la situación, y ello en un doble sentido: en un sentido, por así decir, cosmológico, y en otro antropológico. En sentido cosmológico nuestra vida está determinada por una serie de condiciones que no hemos escogido y que no dominamos nunca de modo completo, y ni siquiera substancial. Antropológicamente, fuimos engendrados y dados a luz sin nuestra participación. Por todo ello, en relación con estas condiciones dadas hablamos de “destino”. No dominamos nuestro destino pero podemos actuar frente a él. La filosofía clásica como doctrina de la vida siempre fue, en gran medida, doctrina del comportamiento frente al destino.

El empeño del hombre por crearse un cierto espacio de autodeterminación y autoafirmación dentro del conjunto de condiciones que le vienen dadas, se halla, a su vez, bajo otra condición antropológica adicional: que nadie puede crear para sí solo este espacio libre. Dependemos de la cooperación. La cooperación puede organizarse jerárquicamente; el poderoso puede mandar trabajar a otros hombres a su servicio, pero él tampoco se convierte por este hecho en dueño de la situación. En primer lugar, nunca es el único poderoso: siempre hay otros de cuya buena voluntad depende. Y también quienes trabajan para él, en dependencia de él, le son iguales en aspectos esenciales, y siempre trabajan también por su propio interés.

La identificación con los propios intereses del poderoso nunca es absoluta. El control que puede ejercer sobre esas personas es limitado, ya simplemente por el hecho de que sólo lo puede ejercer a través de controladores que a su vez deben ser controlados. Además, sabemos que la voluntad de ser continuamente dueño del espacio de cooperación resulta extremadamente negativa para la eficacia de dicha cooperación: los costes de transacción resultan demasiado altos.

Utilizada en el episodio 7 de la
primera temporada de la serie
televisiva Borgen
La famosa consigna de Lenin: “La confianza es buena, el control es mejor”, sólo es cierta en casos excepcionales, a saber: en los casos en los que la palabra “mejor” no se entiende moralmente, sino en el sentido de “más eficiente”. El control sin confianza no es eficiente.


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