jueves, 24 de agosto de 2017

Amor racional

Del libro de Robert Spaemann LO NATURAL Y LO RACIONAL. ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA. Título original: Das Natürliche und das Vernünftige. Aufsatze zur Anthropologie, Piper, München-Zürich, 1987. Traducción: Daniel Innerarity y Javier Olmo. Cuarto ensayo: Lo natural y lo racional.

El otro como parte de uno mismo

La "sociedad de demonios" de Kant simula un orden real de la razón. Un sistema con capacidad de aprendizaje puede tomar en cuenta las relaciones de los sistemas que forman su entorno. Puede tratar de presentárselos bajo un aspecto favorable. Y un ser meramente natural puede desarrollar una inclinación emocional, puede, por así decir, ensanchar su identidad y recibir simpatéticamente lo otro como parte de sí mismo.

Está más cerca de la insimulable racionalidad aquella pegatina llamativa: "¡Piensa en tu mujer! ¡Conduce con precaución!" Pues aquí no se representa al otro como parte de uno mismo, sino que se pide al destinatario que se piense como parte del mundo del otro y encuentre así un motivo para cuidar de sí mismo. Esta inversión de perspectiva equivale al abandono de la actitud puramente teórica. En esta actitud, el otro permanece inevitablemente siempre objeto, que se define por relación al sujeto objetivante. Realizar algo no como objeto sino como absolutamente real, como ser por sí, es lo que en el lenguaje de la tradición filosófica se denomina amor racional o amor benevolentiae.

El amor benevolentiae, a diferencia del amor concupiscentiae, no se propone primariamente la unión, sino que une distanciando. Deja ser para mí el ser-para-sí del otro. Toda interpretación naturalista de esta trascendencia es necesariamente una tergiversación reduccionista. Hay también una tergiversación conductista de la realidad del amor benevolentiae. Tomás de Aquino escribe en una ocasión que no hay ninguna acción por amor que no pudiera ocurrir también sin amor. Y, de manera parecida, Kant opinaba que la realización de la moralidad pura nunca es empíricamente verificable. No obstante, es una idea de la razón, independiente de toda verificación y toto coelo * distinta de cualquier simulación. 

Sólo el amor racional, en el sentido del amor benevolentiae, deja surgir para nosotros la realidad y, con ella, un nomos que es natural precisamente en la medida en que no es por naturaleza. Cuando se dice que es divino, con esta fórmula sólo se expresa que abandona el perspectivismo finito al descubrirlo y asignar a todo lo finito su perspectiva propia. Se puede construir una historia natural del amor benevolentiae. Esta conduce, por así decir, a una aproximación infinita a él. Pero al final siempre hay un salto, un repentino cambio de posición, que, aun cuando apenas sea empíricamente notable, lo es, en todo caso, fisionómicamente.

La razón, como dice Aristóteles, siempre viene, en último término, thyrathen **, desde fuera. No hay tampoco ningún tipo de argumento racional para este cambio de posición. Esto no significa que sea irracional. Sólo que se le tiene que haber realizado ya para comprender su razonabilidad. Toda ética que merezca este nombre presupone ya este cambio de posición. Sólo si el otro nos es real se plantea la cuestión de la razonabilidad de su objetivación y la cuestión de las fronteras estrictas de su inevitable instrumentalización.

*toto coelo: totalmente
**thýrathen: venir de fuera

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