Tercer fragmento del artículo de Robert Spaemann titulado Daseinsrelativität der Werte publicado en Henkmann, W., Leonardy, H. (eds.): Person und Wert. Schelers «Formalismus» - Perspektiven und Wirkungen, Freiburg, 2000, pp. 29-46; cuya reproducción traducida está extraída del libro de la editorial Eiunsa Robert Spaemann: Límites. Acerca de la dimensión ética del actuar con el título La relatividad existencial de los valores
Objetos de nuestro sentir
En los debates actuales, el universalismo y el eurocentrismo, el absolutismo y el relativismo de los valores, invierten constantemente sus papeles.
continuación del epígrafe I
Volumen 2 de Gesammelte Werke |
Redescubrimiento digo, porque ese fenómeno tampoco en otras épocas estuvo oculto, si bien se lo hacía encajar en el lecho de Procusto * del dualismo de pensar y querer, con lo cual quedaba desfigurado. Pero merece la pena señalar que por ejemplo el gran Arnauld se opuso a la concepción dominante en el siglo XVII según la cual la alegría es un estado subjetivo que puede tener diversas causas. Arnauld escribió que la alegría no sólo tiene diversas causas sino también distintos objetos formales que la cualifican. La alegría es siempre alegría por algo, y ese algo, dice Arnauld, es causa formalis, no causa efficiens de la alegria (3).Del análisis de la experiencia del valor se deduce que los valores no son producto ni causa, sino objetos de nuestro sentir. Este sentir intencional de ningún modo ha de verse siempre acompañado de un estado sentimental adecuado a él. Así, podemos percibir de forma particularmente dolorosa la discrepancia entre la alegría de una radiante mañana primaveral y nuestro propio ánimo decaído. Y si la alegría de una persona por el regalo que le hemos hecho fuera sólo causa y no objeto de nuestra propia alegría, entonces cualquier placer egoísta no sería por principio diferente de este tipo de alegría. A quien nos regalara un ramo de flores sólo podríamos decirle que nos alegramos de que él se haya dado esa alegría de una forma agradable para nosotros. A nadie le quedamos agradecidos por lo que hace con gusto por nosotros. Todo esto es totalmente contraintuitivo. Es un constructo teórico que se basa en una descripción errónea de aquello que pretende explicar. Lo interesante de las reflexiones críticas de Scheler es ahí lo siguiente: Scheler ve en el relativismo cultural ético una secreta absolutización eurocentrista de la jerarquía de valores de la época burguesa de la Modernidad (cfr. Gesammelte Werke, vol. 2, p. 305 y s.).
Su idea es ahí la siguiente: si en la percepción de los valores mediante actos de sentir no se percibe realmente algo objetivo, si por tanto las valoraciones son actos de poner que efectuamos consciente o inconscientemente, entonces tiene que haber para esos actos unas razones distintas de los valores percibidos. Cuando ponen o eligen valores, las personas tienen que estar buscando algo; y eso que buscan no puede ser a su vez el valor elegido, pues éste brota del acto de poner y no antes.
(3) Antoine Arnauld: Dissertation sur le prétendu bonheur des plaisirs des sens, Œubres, Lausanne, 1775-83, vol. X, pág. 62
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