Cuarto fragmento de la Conferencia titulada Lo ritual y lo moral, presentada en las XL Reuniones Filosóficas, que bajo el título De la ley a la virtud. Proyecciones de la filosofía moral de Cicerón en el pensamiento europeo * tuvieron
lugar en Pamplona los días 2, 3 y 4 de mayo de 2001. Publicado en
Anuario Filosófico de la Universidad de Navarra, volumen 34, número 3
(2001), páginas 655 a 672.
Dentro de un orden
No sería correcto definir el cristianismo como antiritualismo. Se halla más bien en la proximidad del intento de Platón de una conciliación entre ritual y racionalidad funcional en un renovado ethos en la polis.
continuación
Una conciliación de esta índole se da también en la Orestiada de Esquilo. El derecho de las Erinias (1) a la ejecución ritual de la venganza por el matricidio es rechazado por Atenea, pero de tal modo que a los portadores de ese derecho se concede ahora un ámbito cultural diferenciado para la veneración, de cuyo mantenimiento depende la suerte de la ciudad. La incondicionalidad, allí donde se convierte sin mediación en forma de lo condicionado y finito, tiene que devastar y destruir lo incondicionado e infinito.
Hegel lo ha desarrollado en su famoso capítulo sobre "La libertad absoluta y el terror" (2). Pero también se aplica a la teocracia. Allí donde se sancionan la blasfemia o la negación de Dios, sólo pueden ser castigadas con la muerte. Cualquier castigo inferior sería él mismo blasfemia. «Toda actividad incondicional finalmente lleva a la quiebra», dice Goethe. Pero la desaparición de lo incondicional, la profanidad radical es si cabe más destructiva aún. Desata la ciega voluntad de poder no contenida por ningún límite.
El proyecto platónico de una forma de vida ético-política fue la respuesta al intento sofista de la emancipación de la racionalidad funcional de toda limitación ritual, es decir, de aquello que era el núcleo del ethos de la Grecia antigua: aidos, temor. También podría decirse que fue el intento del agathon del kalon (3), de la bondad de lo bello. "Bellas" se llaman en el griego del siglo V a. C. las acciones que contemplamos con agrado, que alabamos y a cuyos actores respetamos y honramos. "Buenas" se llaman las acciones que traen ventajas para los actores. Fueron los sofistas los primeros en separar ambos conceptos y en contraponer al ethos tradicional, con su canon ritual de lo bello y lo feo, una ética filosófica que se presentó como doctrina técnica de la producción de lo deseable, de la eudaimonia (4). Se pone en tela de juicio la validez del canon tradicional cuasi ritual de lo bello. Sólo es nomos, lo convencional, en contraposición a lo bueno que es physei, naturaleza, y natural es el afán de satisfacción subjetiva, ya sea mediante el placer o el poder. Puesto que al fin y al cabo todo es physei, es natural que también lo sea el canon de lo bello. Pero sólo para aquél que lo ha creado y lo impone a otros, es decir, para el fuerte a costa del débil o para la masa de los débiles a costa del fuerte que a fin de cuentas resulta ser más débil que la masa de los débiles.
Ciertamente -dulce et decorum est pro patria mori- (5) pero sólo es bueno para los supervivientes, no para los muertos. De lo que trata la physei es de sobrevivir, para poder disfrutar estados agradables -así piensa el hedonismo desde Antifón hasta el Barón Holbach o Peter Singer-. Y con esta postura empieza la historia de la ética filosófica. En sus inicios entiende, de acuerdo con Aristóteles, toda praxis como poiesis, todo realizar como hacer. Incluso la praxis ritual se interpreta en fases posteriores como mágica, es decir, como poiesis. El autoentendimiento mágico del rito es siempre una reinterpretación tardía y de este modo una primera fase de la autodestrucción del rito a través de la lógica funcional. Cualquier funcionalismo es una apertura a la búsqueda de equivalentes funcionales.
La comprensión mágica del rito es una apertura de esta índole. Los equivalentes ilustrados se imponen irremediablemente. El Sócrates platónico pone en tela de juicio la lógica funcionalista al preguntar a su interlocutor, Calicles: «Si no habría algo mejor que salvar y dejarse salvar». Platón y Aristóteles, que le sigue en este punto, acogen la orientación de la doctrina vital filosófica en la idea de la eudaimonia, pero confieren a ésta un nuevo contenido y a la teoría una forma nueva. Eudamonia ya no es telos en el sentido de un estado que hay que producir y la ética ya no es técnica o arte al servicio de la creación de su estado. La eudaimonia es una propiedad de la vida considerada como un todo, y todo hacer que apunta a la eudaimonia forma parte de esta vida. Todo hacer, toda poiesis es siempre un modo de praxis si bien no toda praxis es poiesis. Praxis es el concepto superior. La vida como totalidad tiene carácter de praxis. Por eso la norma específicamente ética no puede ser la racional funcional. Ciertamente Aristóteles mantiene la eudaimonia como principio unificador de la ética y la define como el anthropinon agathon (6). Pero este telos no es externo a las acciones que se deriven a su realización. Y tampoco es apto para deducir de él normas de actuación. Es el telos de todas las acciones humanas, pero no en el sentido en que la casa lo es del construir, sino tal como el organismo es telos de la actividad de los órganos. Como dijera Kant, el organismo y los órganos se comportan recíprocamente como medio y como fin. *Texto completo en https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/788/4/2.%20LO%20RITUAL%20Y%20LO%20MORAL%2C%20ROBERT%20SPAEMANN.pdf
(1) En la mitología griega, las Erinias (de etimología desconocida) son personificaciones femeninas de la venganza que perseguían a los culpables de ciertos crímenes. También se las llamaba Euménides (benévolas), antífrasis utilizada para evitar su ira cuando se pronunciaba su verdadero nombre.En Las Euménides, tragedia de Esquilo, la tercera parte de la Orestíada, las Erinias persiguen a Orestes. Este había matado a su madre, Clitemnestra, en venganza por el asesinato de su padre, Agamenón. Referencia: https://es.wikipedia.org/wiki/Erinias
(2) Hegel consagra el extenso capítulo VI de la Fenomenología del espíritu (1807) a las figuras objetivas y sociales que aparecen a lo largo de la Historia, denominadas en su conjunto “Espíritu”. Allí analiza la relación dialéctica de diversas (y sucesivas) realidades históricas y los movimientos respectivos de la conciencia (social). Entre otras cosas, podemos encontrar un parágrafo dedicado a la Revolución Francesa y sus nefastas secuelas bajo el título “La libertad absoluta y el terror”. Referencia: https://revistas.uis.edu.co/index.php/revistafilosofiauis/article/view/2835/5582
(3) Para los griegos había dos términos que siempre se daban unidos: kalon y agathon. El último tiene que ver con el bien en sentido moral, mientras que el primero alude más a la belleza; se refiere “a lo en sí mismo valioso”. Referencia: https://filosofiaparaelsigloxxi.wordpress.com/2012/03/30/kalon-la-necesidad-de-lo-inutil/
(4) Eudaimonia es un término griego comúnmente traducido como felicidad, bienestar o vida buena; también se ha propuesto "florecimiento humano" o "prosperidad" como su traducción más precisa. Referencia: https://es.wikipedia.org/wiki/Eudaimonia
(5) Dulce et decorum est pro patria mori es una frase muy utilizada en la Roma Antigua que proviene de un poema lírico escrito por el poeta Horacio. Se traduce al español como: "Dulce y honorable es morir por la patria". Referencia: https://es.wikipedia.org/wiki/Dulce_et_decorum_est_pro_patria_mori
(6) Anthropinon agathon: el bien del ser humano