domingo, 27 de marzo de 2016

Terapia genética

Fragmento de la intervención de Robert Spaemann con el título Engendrado, no hecho en el Congreso Internacional "El embrión humano antes de la implantación. Aspectos científicos y consideraciones bioéticas", que se celebró en el Vaticano, con motivo de la XII Asamblea General de la Pontificia Academia para la Vida celebrada el 27 y 28 de febrero de 2006. Traducción de José María Barrio Maestre

Existe una forma única de manipulación genética que parece invulnerable a tales objeciones: las intervenciones terapéuticas en el proceso embrionario, a través de las cuales deberían ser eliminados los factores que predisponen a las diversas enfermedades. Aquí no se trata de conseguir algunas "mejoras" en el individuo, sino de eliminar los defectos ostensibles. Mas, ¿en qué consiste un defecto ostensible? ¿En una aberración del standard de "salud" según la Organización Mundial de la Salud, a saber, en un no alcanzar el estadio óptimo representado como la capacidad de rendimiento objetivo y de bienestar subjetivo bajo ciertas condiciones culturales dadas? Este concepto de salud corresponde aproximadamente a lo que los griegos entendieron por eudaimonía. En la Unión Soviética la disidencia era interpretada en categorías psiquiátricas. Los disidentes no estaban en armonía con la standard oficial y, por tanto, sufrían bajo la normalidad imperante. Lo curioso es que, por su desadaptación, parecía que "deseaban sufrir".

Los psicofármacos en que se apoyaba tal normalidad probablemente se habrían podido ahorrar a la larga por medio de intervenciones genéticas. Así, no se habría llegado al sufrimiento. Y, naturalmente, tampoco al "sufrimiento" al que se deben algunas de las más grandes obras de la poesía y de la música.

Aquí salud debería significar el mínimo normativo de capacidad de un organismo para sobrevivir de manera autónoma sin grandes dolores. Hay unas cuantas enfermedades y, tomando nuevamente la analogía del "mercado", encontramos aquí una ya antigua distorsión de aquél, en lugar de emplear las posibilidades que nos ofrece la medicina moderna para obviar la mencionada selección natural que produce la enfermedad. ¿Debería prohibirse esa deformación "mercantilista" que intenta una especie de compensación genética por medio de intervenciones terapéuticas? Apenas puede discutirse que la llamada terapia somática genética resulta en último término una variante de las intervenciones médicas tradicionales, teniendo en cuenta que con ellas podrían eliminarse casi con seguridad transformaciones no deseadas en la patología embrionaria del paciente.

No obstante, también en los citados casos deben excluirse las intervenciones en tal proceso, dado el estado actual de la cuestión, y ello precisamente porque los intentos de establecer una técnica de éxito reconocido inevitablemente conducirían a una "investigación utilizando embriones". Las células embrionarias fertilizadas para ese uso científico, al servicio exclusivo de la investigación de este tipo, podrían sin ese uso haber llegado a constituir nuevas vidas humanas.

Texto completo en arvo.net/embarazo-y-aborto/engendrado-no-hecho/gmx-niv827-con17167.htm

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