Entre la belleza estética y la estricta apariencia
La forma de surtir efecto la obra de arte y los efectos que produce son idénticos. En cambio, en el caso de los sentimientos negativos, por ejemplo, el rechazo o la tristeza, no nos identificamos con ellos, sino que disfrutamos. Si no fuera así, no nos expondríamos voluntariamente a ellos. De todas formas son comparables con las penas de amor que nadie quisiera cambiar por el aburrimiento.
Algo semejante ocurre con la representación artística de lo feo. Un cuadro feo es algo distinto de la representación icónica de lo feo. Un cuadro que representa algo bello puede ser feo y un cuadro que representa lo feo puede ser bello. Aristóteles llama bello aquello que gusta al contemplarlo. Cuando contemplamos una obra de arte es porque es bella. A no ser que la contemplemos para criticarla, es decir, para declarar que no vale la pena mirarla.
Platón fue el primero en reflexionar sobre la imitación como la producción de apariencias. No quiso admitir que esta capacidad se llamase arte. No es techne, sino empeiria, destreza, know how. El arte es la capacidad de producir la apariencia de algo a través de la producción de aquello que por naturaleza es el motivo de esta apariencia; así por ejemplo provocar en otra persona una convicción a través de la transmisión del saber que legitima esta convicción. Esta capacidad es específica de cada ámbito. El que sabe enseñar matemáticas no puede enseñar biología mediante el mismo arte. Pero la retórica es la capacidad de conseguir convencer sin que el rétor posea conocimientos específicos sobre alguna materia; sólo sabe cómo se hace creer algo a la gente.
De este modo, Platón considera también la imitación de la naturaleza por parte del pintor. No tiene por qué ser botánico, zoólogo, antropólogo o geólogo para pintar flores, caballos, hombres o montañas. Sólo tiene que observar qué aspecto tienen. Por ese motivo, el pintor se sitúa en un nivel inferior al del técnico que tiene que entender algo de las cosas mismas. Si la naturaleza consta de imitaciones de las ideas entonces el pintor sólo fabrica imitaciones de imitaciones. Sus plantas no crecen en el sentido de una génesis eis usian. Se generan sin arte a través de la aplicación de colores según reglas empíricas de la producción de apariencias.