sábado, 30 de diciembre de 2017

Contemplación de la obra de arte

Séptimo fragmento de la conferencia de Robert Spaemann¿Qué significa el arte imita la naturaleza? recogido de dspace.unav.es/bitstream/10171/8633/1/REV_2_04.pdf

Entre la belleza estética y la estricta apariencia

Del efecto estético de la obra de arte podemos deducir una característica específica de la personalidad: la distancia frente a la propia naturaleza, la consciencia de sí mismo, la capacidad de poder volver a comportarse de modo sensible, pensante y volitivo frente al propio sentir, pensar y querer. Con todo, existe, sin embargo, una asimetría extraña entre los sentimientos positivos y negativos.

(continuación)


Lo que buscamos en la contemplación de una obra de arte es la satisfacción, es decir, algún tipo de alegría. ¿Por qué miraríamos si no? Miramos voluntariamente a un hombre que sufre para ayudarle o compadecerle; de ninguna manera para alegrarnos de su sufrimiento. Pero cuando miramos una obra de arte, no hay nada que ayudar y la compasión tampoco es oportuna. Por tanto, cuando la obra de arte produce un efecto alegre coincide el efecto primario con el secundario: nos alegramos.

La forma de surtir efecto la obra de arte y los efectos que produce son idénticos. En cambio, en el caso de los sentimientos negativos, por ejemplo, el rechazo o la tristeza, no nos identificamos con ellos, sino que disfrutamos. Si no fuera así, no nos expondríamos voluntariamente a ellos. De todas formas son comparables con las penas de amor que nadie quisiera cambiar por el aburrimiento.

Algo semejante ocurre con la representación artística de lo feo. Un cuadro feo es algo distinto de la representación icónica de lo feo. Un cuadro que representa algo bello puede ser feo y un cuadro que representa lo feo puede ser bello. Aristóteles llama bello aquello que gusta al contemplarlo. Cuando contemplamos una obra de arte es porque es bella. A no ser que la contemplemos para criticarla, es decir, para declarar que no vale la pena mirarla.

Platón fue el primero en reflexionar sobre la imitación como la producción de apariencias. No quiso admitir que esta capacidad se llamase arte. No es techne, sino empeiria, destreza, know how. El arte es la capacidad de producir la apariencia de algo a través de la producción de aquello que por naturaleza es el motivo de esta apariencia; así por ejemplo provocar en otra persona una convicción a través de la transmisión del saber que legitima esta convicción. Esta capacidad es específica de cada ámbito. El que sabe enseñar matemáticas no puede enseñar biología mediante el mismo arte. Pero la retórica es la capacidad de conseguir convencer sin que el rétor posea conocimientos específicos sobre alguna materia; sólo sabe cómo se hace creer algo a la gente.

De este modo, Platón considera también la imitación de la naturaleza por parte del pintor. No tiene por qué ser botánico, zoólogo, antropólogo o geólogo para pintar flores, caballos, hombres o montañas. Sólo tiene que observar qué aspecto tienen. Por ese motivo, el pintor se sitúa en un nivel inferior al del técnico que tiene que entender algo de las cosas mismas. Si la naturaleza consta de imitaciones de las ideas entonces el pintor sólo fabrica imitaciones de imitaciones. Sus plantas no crecen en el sentido de una génesis eis usian. Se generan sin arte a través de la aplicación de colores según reglas empíricas de la producción de apariencias.

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