3. La provocación de la teoría de la evolución. Génesis versus validez
...la teoría de la evolución interpretada de manera realista parece acabar con la inmunización kantiana de la subjetividad. Parece arrastrar a la subjetividad al medio homogéneo de la indiferencia y trivializarla... Pero precisamente esta trivialización de la subjetividad no es a su vez trivial.
Lo que llama la atención es que la no trivialidad de esta teoría no ha sido tan destacada en los últimos años por aquellos a los que crea dificultades pensar su identidad en el contexto de la teoría de la descendencia, sino por los nuevos promotores del paradigma de la evolución. La nueva discusión está caracterizada, frente a la época de Darwin y Haeckel, porque ahora el modelo darwinista se aplica al proceso cósmico global -por tanto, también al origen de la vida- y, además, porque de hecho se intenta realizar conceptualmente la reconstrucción genética de la vida, por una parte, y de la subjetividad, por otra.
Tras un periodo de latencia político-ideológica, los nuevos teóricos de la evolución se presentan ahora con una cierta actitud misionera, fundan asociaciones reconocidas como de utilidad pública para la difusión de sus ideas, etc. Esta vez, sin embargo, no se desea atacar a la religión establecida, sino integrarla. La religiosidad, donde no aparece con pretensiones cognitivas, forma incluso un elemento esencial de la reconstruída máquina de la supervivencia.
Sería objeto de una interesante investigación histórico-científica estudiar qué beneficio se espera obtener de dicha difusión. En conjunto, el nuevo estadio de la teoría de la evolución se caracteriza por el hecho de que no excluye a la subjetividad como lo inconmensurable, pero tampoco intenta destruirla como mera ilusión, sino que busca reconstruirla como una función del complejo sistema de mecanismos al servicio de la supervivencia. Con ello, evidentemente, no teme la circularidad de esta empresa, que había sido destacada sobre todo por parte de la filosofía trascendental. La argumentación trascendental debe ser también reconstruída.
¿Por quién? ¿Quién es el que define aquí el a priori del conocimiento como resultado de la adaptación? ¿Y cuál es la pretensión de verdad de esta tesis, si ella misma es a su vez sólo un producto de la adaptación? Quine ha dado la respuesta decisiva a todas estas objecciones, la respuesta de un holismo cientificista. Conocimiento significa conocimiento científico. No hay un sujeto de la ciencia que fuera capaz de concebirse a sí mismo fuera de la ciencia. Sólo existe el proceso de la ciencia como un todo, únicamente dentro del cual conceptos como sujeto, objeto, etc. son progresivamente aclarados por las ciencias particulares.
La teoría de la evolución es un paradigma científico que nos aproxima a la solución de la pregunta acerca de qué somos nosotros mismos. Aquí la expresión "aproximarnos" se ha de entender sólo como una expresión provisional para aquel proceso global de la ciencia al que mejor se ajusta el modelo de la evolución: no hay en este proceso ningún fin que fuera definible independientemente del estado del proceso mismo, y no hay, independientemente del proceso, una invariable definición de criterios para lo que se podría llamar aproximación, perfeccionamiento, etc. La definición de tales criterios es, más bien, parte del mismo proceso sin sujeto que, en conjunto, tiene el carácter de una fatalidad inexplicable. Pero esta observación pertenece ya propiamente a un "barrio bajo" del discurso, que finalmente desaparecerá por las medidas de saneamiento de la instrucción cientifica.
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