jueves, 16 de marzo de 2017

Lo incondicionado y la negatividad

Del libro de Robert Spaemann LO NATURAL Y LO RACIONAL. ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA. Título original: Das Natürliche und das Vernünftige. Aufsatze zur Anthropologie, Piper, München-Zürich, 1987. Traducción: Daniel Innerarity y Javier Olmo. Segundo ensayo: Ser y haber llegado a ser. ¿Qué explica la teoría de la evolución?

4. El carácter no derivable de la negatividad


El pensamiento de lo incondicionado (1) sólo aparece en una teoría de la validez (2), pero queda todavía por resolver el problema que está en el fondo. Se llega a un empate teórico entre el pensamiento cientificista que sólo se pregunta por la condición, y el pensamiento de la
incondicionalidad que pretende establecer la validez teórica. El que se pregunta por la validez siempre puede poner de manifiesto que el reduccionismo destruye la validez, pues no puede lograr nunca una traducción adecuada de las proposiciones de validez, es decir, la reducción del deber al ser (a lo que existe de hecho).

El cientificista que se pregunta por la génesis puede mostrar, sin embargo, que la validez incluye la referencia al sujeto para el que algo tiene validez, que la validez representa un momento en la realización de la vida de este sujeto. Toda hipostatización (3) de un reino de valores queda afectada por la objeción que ya hizo Aristóteles contra la hipostización de la torcedura de nariz: no la hay sin nariz. Y toda necesidad meramente ideal es una necessitas ex suppositione. Toda refutación del psicologismo en la Lógica
no puede remediar el hecho de que las leyes lógicas sólo tienen validez en tanto que existen sujetos pensantes que se pueden atener a ellas. 

¿Es entonces la lógica bivalente sólo un producto específico de la adaptación de nuestro cerebro al mundo externo? La pregunta nos conduce de nuevo a un círculo del que ya hemos hablado. Pues si respondiéramos con un "", esta respuesta sería también sólo un producto de la adaptación. Y esto puede ser ciertamente así. Hay una conocida teoría sobre la extinción de los monos que tienen una imagen errónea de la rama a la que saltan. Pero esta teoría manifiesta un completo desconocimiento del problema.

El hecho de que un ser que tenga la imagen de algo, tenga la imagen correcta, puede muy bien ser entendido como resultado de la adaptación. Ahora bien, la cuestión es cómo podemos, partiendo de un mundo de mera facticidad (4) de estados materiales, reconstruir lo que significa en general tener una imagen de algo (sea esta imagen correcta o errónea). Ninguna doctrina del reflejo condicionado puede dar el salto del mecanismo de asociación a la representación de algo que no es esta representación.

Un ser vivo puede pasar por una serie de estados que representen una reacción adecuada a las condiciones cambiantes del medio. Pero, ¿por qué tienen que ser aquellos estados imágenes de estas condiciones, es decir, de algo que ellos mismos precisamente no son? Podemos formular la pregunta más abstractamente, a saber: ¿Cómo es
reconstruible, sin petitio principii *, el origen evolucionista de la negatividad? Como es sabido, una afirmación lógica se puede construir siempre como doble negación, pero la negación no se puede reconstruir desde operadores que no contengan ya la negación. Podemos reconstruir la bivalencia de la Lógica como resultado de la adaptación funcional, análogo a sistemas digitales. Pero en un sistema digital los valores "verdadero" y "falso" son, respectivamente, estados positivos, uno de los cuales puede ser interpretado como negación por un observador vivo en la medida en que éste dispone del concepto de lo negativo. 

Cuando Russell fundamenta la verdad de una proposición como "no hay ningún hipopótamo en esta habitación" considerando que la ausencia de todo hipopótamo es algo real, este intento de eliminar la negatividad corresponde a su intento paralelo de eliminar las afirmaciones de existencia. Sólo que la negatividad emerge de nuevo cuando se trata de 
explicar la palabra "ausencia". Russell podría decir: todos los hipopótamos están en otros lugares. Pero entonces tenemos de nuevo la palabra "otros", para la que no podemos dar una definición naturalista.

La negatividad aparece en tres órdenes
1. Como dolor
2. Como alteridad, como no-yo
3. Como pensamiento de lo absoluto.

Es indudable que la aparición del dolor es extremadamente útil para la vida y favorece la conservación de los organismos que son sensibles a él. Esto es suficiente para el teórico de la evolución y para el experimentador que investiga la conducta de los animales ante el dolor. Pero para un ser que sufre dolores, el dolor tiene esencialmente la 
significación de lo negativo, de algo que no debe ser. Y en la medida en que esta significación pertenece a la esencia de la conducta de dolor, no puede ser definido el dolor ni de modo conductista (como conducta de dolor), ni -así lo ha mostrado Kripke recientemente- como un estado neurofisiológico. 

Aquí naufraga todo reducionismo naturalista. Y naufraga sobre todo en la negatividad del conocer, por tanto, del fieri aliud inquantum aliud. ** Lo que señalamos cuando nos referimos a algo real distinto de nosotros, no se puede entender de manera naturalista, es decir, como estado o propiedad de ese acto de referirse a algo. La excursión soñada con el amigo soñado y la real con el amigo real no se diferencian por ningún predicado, ni por la intensidad de la experiencia, etc. La existencia no es un predicado real. La diferencia está sólo en que en un caso el amigo también ha hecho la excursión conmigo, y en que ésta no vale sólo para mí. La posición de un otro como otro, es decir, de uno que no es porque es para mí, el ser-para-mí del hecho de que yo también soy para él, puede presentar a su vez a este acto de reconocimiento como funcional en orden a la conservación. Pero dicha presentación es completamente extrínseca a lo señalado en ese acto. Lo señalado no puede traducirse a un lenguaje evolucionista sin que se pierda algo.

Para el concepto de lo incondicionado no es necesaria una prueba específica de la imposibilidad de construirlo genéticamente. Bajo el supuesto de que lo poseemos, podemos incluso mostrar -y el intento ya ha sido hecho- en qué medida lo incondicionado es también positivamente funcional, en el sentido de funcional para la conservación de la especie homo sapiens. Pero decir que no es definible por esta funcionalidad es, en cierto modo, tautológico: implica precisamente la negación de aquella condicionalidad y se refiere a un tipo de sentido que precede a todo posible objetivo, como, por ejemplo, al de la conservación de la vida humana, etc. 

Las reflexiones precedentes sirven sólo como preparación de la tesis a la que quisiera llegar ahora. 
(1) Lo incondicionado : Se denomina así, en el pensamiento kantiano, al fundamento último de todo el conocimiento. Fundamento que tiene que estar libre de las condiciones que la sensación, la sensibilidad y el entendimiento imponen a los objetos del conocimiento teórico. Lo incondicionado es inalcanzable por la razón teórica, por mucho que ella se empeñe, ya que no puede ser fenoménico sino nouménico. Lo incondicionado se expresa en las tres ideas trascendentales: yo, mundo y Dios. 
http://recursostic.educacion.es/bachillerato/proyectofilosofia/web/glosario.php?glosario=924


(2) En epistemología, la validez de un conocimiento es el hecho de ser reconocido como un conjunto consistente de proposiciones verdaderas por una comunidad determinada.
(https://es.wikipedia.org/wiki/Validez_(epistemolog%C3%ADa))

(3) hipóstasisDel lat. tardío hypostăsis, y este del gr. ὑπόστασις hypóstasis.
1. f. Consideración de lo abstracto o irreal como algo real.

(4) facticidad :
1. f. Cualidad de fáctico.
2. f. Fil. Carácter contingente de algunos hechos.


*La petición de principio (del latín petitio principii, "suponiendo el punto inicial") es una falacia que se produce cuando la proposición por ser probada se incluye implícita o explícitamente entre las premisas.
**Cognoscere, dice S. Tomás, est fieri aliud in quantum aliudConocer es hacerse otro en cuanto otro, intencionalmente, no materialmente.

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