La dignidad alcanza a todos
continuación
Y deficiencia no quiere decir aquí no alcanzar un óptimo imaginado de capacidad de rendimiento objetiva y de bienestar subjetivo bajo determinadas condiciones de civilización, sino no alcanzar un mínimo biológico normativo de capacidad de un organismo de sobrevivir por sí solo sin grandes dolores constantes. La norma es aquí la salud en un sentido estricto y restringido, no en el sentido utópico de la OMS. Hay enfermedades hereditarias. Y –para seguir echando mano a la analogía con el mercado- aquí está teniendo lugar desde hace mucho una perturbación del mercado, un falseamiento de la evolución natural, en virtud de las modernas posibilidades médicas de contrarrestar la selección natural.¿Es acaso ilícito compensar esa perturbación mediante intervenciones terapéuticas en el plano genético? Que la denominada terapia genética somática al fin y al cabo no es más que una variante de las intervenciones médicas tradicionales, difícilmente podrá negarlo nadie, suponiendo que se pueda excluir con seguridad que se produzcan modificaciones imprevistas del genoma del paciente. Ahora bien, ¿qué sucede con la eliminación de graves enfermedades hereditarias, especialmente de aquellas cuyos portadores sólo son capaces de sobrevivir mediante permanente ayuda médica? Por más que la responsabilidad del médico se refiera directamente sólo a su paciente de cada momento, no puede ser ilícito tener a la vista también la salud de las futuras generaciones, sobre todo teniendo en cuenta que nuestra medicina ya está actuando sobre ellas de todas formas.

Sin embargo, a juzgar por el actual estado de cosas, las intervenciones sobre el genoma deben quedar excluidas también en ese caso, ya que los intentos de establecer una técnica con visos de éxito son inevitablemente lo que se suele denominar «investigación consumidora de embriones». Los óvulos empleados, que son consumidos al servicio de esa investigación, tendrían por delante, sin esa investigación, la oportunidad de una vida humana. Por ello, este tipo de investigación, y también la tecnología que sólo así cabe obtener, quedan excluidas mientras sigamos sosteniendo el carácter de fin en sí de todo hombre.
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