miércoles, 18 de mayo de 2016

Influencia del pensamiento europeo

Fragmento de la conferencia de Robert Spaemann títulada Universalismo o eurocentrismo. La universalidad de los derechos humanos, pronunciada en los Encuentros de Castel Gandolfo y publicada en la revista Merkur. Deutsche Zeitschrift für europäisches Denken, agosto de 1988 (8), páginas 706-712. Traducción de Daniel Innerarity.

Una vez que Europa ha creado y exportado esta forma de pensar y de vivir, parece haber cumplido su misión histórica. Porque la herencia cultural concreta que define a la cultura europea es esencialmente universalista. El concepto de physis es un criterio que el modo de vida griego —la polis— no defiende porque sea griego, sino porque está en mayor conformidad con la naturaleza que otros (los sistemas despóticos, por ejemplo). La lógica de Aristóteles no pretende enseñarnos cómo debe pensar el hombre mediterráneo, sino cómo debe pensar cualquier hombre que quiera pensar correctamente. El cristianismo no se entiende a sí mismo como algo europeo, sino como aquella religión para la que “ya no existen judíos y griegos, hombre y mujer, esclavos y libres”; se entiende como el pueblo definitivo de Dios, “formado por todos los pueblos, países y naciones”. Y lo mismo sucede con el arte europeo, que —precisamente también en Grecia— trató de liberarse de todos los criterios tradicionales y adoptar la “naturaleza” como medida. Se puede extraer todavía un último ejemplo de la música. La emancipación de la música europea respecto de todos los procedimientos tradicionales, la ampliación de la tonalidad y el hecho de haber apurado sistemáticamente todas las posibilidades materiales del sonido, han convertido a esta música en un medio de expresión que ha sido recibido y entendido globalmente, sobre todo en cuanto que es capaz de integrar todos los lenguajes tradicionales.


Reducir la identidad europea al status de un patrimonio provincial y ocuparse de ella como quien protege un monumento histórico significa matar esa identidad. La herencia europea no se puede separar de la dinámica universalista que la caracteriza. Precisamente a causa de este universalismo es tan ambivalente y peligrosa la forma europea de pensar. Donde ya no se dirige —como en Platón y en la tradición cristiana— a lo incondicionado, sino a sí misma y a su propia tradición, se convierte en nihilista.

En su tradición encuentra Europa el núcleo de la fe en lo incondicionado y su actualización teórica. No puede apropiarse de su tradición sin asumir sus aspiraciones. En esta tradición, lo incondicionado no está como una especie de velo místico protector, sino en la forma de verdad revelada, de razón, evidencia y fe. Esta forma es peligrosa precisamente porque Europa sólo dispone como alternativa de la increencia y el nihilismo. Si Europa no exporta su fe, la fe de que —para decirlo con Nietzsche— “Dios es la verdad y la verdad es divina”, exporta inevitablemente su increencia, es decir, el convencimiento de que no existen la verdad, el derecho, el bien. Tertium non datur. (1)

(1) La ley del tercer excluido (latín: tertium non datur) es un principio cuyo enunciado define lo siguiente: “o A es X o no es X y no hay una tercera posibilidad”. (Fuente original: http://www.escuelapedia.com/principio-del-tercero-excluido/)


Texto completo en el enlace http://dadun.unav.edu/handle/10171/876

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