miércoles, 18 de septiembre de 2024

Fuerza expansiva

Décimo fragmento de la conferencia de Robert Spaemann titulada Sobre el ánimo para la educación. En alemán Über den Mut zur Erziehung publicada en el Frankfurter Algemeine Zeitung el 14 de abril de 1978. Incluido en libro de Robert Spaemann: Límites. Acerca de la dimensión ética del actuar, editorial EIUNSA, capítulo 42.

Alentar el factor de unidad

Por lo demás, toda convicción moral auténtica tiene vocación misionera. Quien está en contra de la tortura no dice: «en mi medio cultural se ha desarrollado a una idiosincrasia contraria a la tortura», más bien quiere que también otros, todos, estén en contra de la tortura. En los años 50 los norteamericanos querían convertir a todo el mundo a la democracia parlamentaria. Esa visión desconocía la relatividad histórica de las formas constitucionales. La campaña de hoy en día en favor de los derechos humanos, por el contrario, hace una labor misionera con contenidos que encuentran la anuencia de todo el mundo de forma tan inmediata porque, está claro, realmente se expresa ahí algo que conlleva una evidencia universal, aun cuando históricamente no se haya formulado hasta tarde y sólo en el mundo cristiano europeo. Y la lógica aristotélica también fue una lógica del pensamiento humano en general. ¿Y por qué, curiosamente, el lenguaje de Beethoven se entiende en todo el mundo y en todas partes se estudia con verdadera avidez?

El propio relativismo histórico surgió en Europa. Es el último paradójico indicio de la universalidad del espíritu europeo. Si Europa abandonara este universalismo, se abandonaría a sí misma. Con respecto a la ciencia, hoy nadie discute eso. La ciencia se ha convertido en un fenómeno universal. Para nosotros hoy en día lo importante es que redescubramos el ethos de esa ciencia que es complementario a ella misma, pero que de ninguna manera es fundado por ella: un ethos que, no obstante, puede elevar la misma exigencia de universalidad. De otro modo, en la era postmítica ya no hay manera de transmitir un ethos. Este ethos universal no puede ser simplemente el de la emancipación. La idea es ciertamente sugestiva. Marx la expresó en su escrito Sobre la cuestión judía: El hombre ha de convertirse simplemente en un ser perteneciente a su especie, el judío debe dejar de ser judío, el alemán de ser alemán, pues toda forma histórica determinada del ethos es solo plasmación de la dominación.

La ideología de la emancipación es, por así decirlo, la conclusión del escepticismo histórico. Si en lo que se transmite no está contenida la verdad, por reducida y desfigurada que esté, entonces la tradición es precisamente solo heterodeterminación. Y sin duda la educación real sólo puede entonces significar: hacer un hombre nuevo.

La esperanza de que emancipación sea la palabra clave para la paz, de que la paz será la consecuencia necesaria si los contenidos vinculantes de la vida sencillamente caen y las contradicciones de ellos resultantes quedan neutralizadas, esta esperanza nos engaña desde hace ya tres siglos. En las últimas semanas hemos visto como un estadista musulmán se dirigía a los judíos y les ofrecía la paz
(1). No apelando al carácter ilusorio de lo que hasta entonces los había separado, sino apelando al patriarca común Abraham. Eligió para su visita la fiesta del sacrificio de Abraham. Como es natural, esto tenía sentido únicamente porque cualquier niño del Estado de Israel conoce esa historia. Y contar historias es precisamente una de las cosas más importantes de la educación.

(1) Se refiere a Anwar el-Sadat en su visita a Jerusalén en 1977 cuando era presidente de Egipto. Fue asesinado en 1981.

-continuará-

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