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Burkhard Haneke |
Pero si la fe cristiana pierde su prestigio social, si representantes prominentes del gobierno están completamente decididos a renunciar desde su puesto oficial a la invocación a Dios, a aquello de “Si así lo cumplo, que Dios me ayude”, ¿no significará eso, entonces, que bien a medio o a corto plazo, la relación entre el Estado y la Iglesia cambiará y se removerá algo en nuestro país?
En efecto, opino lo mismo. La estrecha vinculación entre Estado e Iglesia que tenemos en Alemania tiene naturalmente como presupuesto que la mayoría del pueblo sea cristiano y que pertenezca a una Iglesia cristiana con convicción. No hay nada más bello para un cristiano que un pueblo cristiano y una auténtica Iglesia popular. No se debe rivalizar entre el ideal de una Iglesia jerárquica y el de una Iglesia popular. Cristo ha venido para los débiles y los pobres. Los débiles son también aquellos que buscan arrimarse a algo y necesitan un entorno para poder reafirmar sus convicciones. Vituperar es fácil para gentes que disponen de suficientes bienes, suficiente formación, etc., para poder mantenerse firmes por sí mismos, pero eso no sucede con la mayoría de las personas.
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Robert Spaemann |
Se puede traer aquí a colación la renovación católica en Francia a finales del siglo XIX, cuando muchedumbres de intelectuales se hicieron católicos. ¿Qué tipo de Iglesia era aquella a la que estas gentes acudieron? Se trata de una Iglesia vituperada que más tarde quedó marginada en el “guetto”, una Iglesia completamente inadaptada a su tiempo. Era una Iglesia antimoderna en la que confluyeron los más grandes espíritus de Francia, y naturalmente también ellos la transformaron, le dieron mayor apertura al mundo y la sacaron del guetto. ¿Qué pasa entonces con la cuestión: guetto sí, o no? Es una cuestión completamente irrelevante para la Iglesia. Ella nunca elegirá voluntariamente el guetto, pero tampoco pagará –no debe hacerlo– precio alguno por evitarlo. La denominada Iglesia del guetto precisamente se manifestó con una tremenda vitalidad.
Aquella renovación católica de Francia se produjo no gracias a los seguidores de aquellos clérigos que prestaron el obligado juramento prescrito por la Constitución revolucionaria, sino gracias los que fueron asesinados por rehusar jurarla.
Nuestro sistema tributario eclesiástico, las Facultades de Teología en las Universidades, etc., todo ello presupone que las Iglesias cristianas representan una parte esencial de nuestro pueblo. Se trata pues de instituciones perfectamente justificadas. Las Facultades teológicas son la expresión natural de una sociedad en la que la fe posee una respetabilidad intelectual, lo que sigue siendo reconocido todavía por una gran parte del pueblo. Pero si en alguna ocasión no fuera éste el caso, entonces desasirse de esos vínculos podría ser un modo precisamente de salvar a la Iglesia.
Texto completo en español: https://www.interrogantes.net/robert-spaemann-politica-etica-y-cristianismo/
Texto original completo en alemán: http://www.hss.de/downloads/politische_studien_372.pdf
Texto original completo en alemán: http://www.hss.de/downloads/politische_studien_372.pdf
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