sábado, 24 de octubre de 2015

Concepto de naturaleza humana (2)

Continuación de la entrada anterior

Aristóteles
La reflexión de la naturaleza humana tiene en Spaemann un concepto clave: telos, que se puede entender como límite o sentido. (1)

Teniendo en cuenta las aspiraciones del ser humano y sus limitaciones, se puede pensar que la naturaleza humana no está suficientemente dotada para cumplir su fin. La respuesta que dan Tomás de Aquino y Aristóteles es que la naturaleza no le falla al hombre en lo que le es necesario, ya que el hombre dispone de otras herramientas que pueden suplir las aparentes carencias naturales (2). Estas herramientas son la expresión de que el hombre dispone de una naturaleza con un plus para superarse a sí misma.

 L’homme trascend infinitement l’homme, dice Pascal. Esta superación está basada en la constitución teleológica de la vida humana y no es posible explicarla únicamente desde el punto de vista antropológico. (3)

De este aparente bloqueo Spaemann sale incorporando la idea de anticipación de Leibniz referida a la definición de movimiento a través del cálculo infinitesimal. Sólo de esta manera es posible entender el hombre como un ser abierto al absoluto y a la vez natural. (4)

(1) “telos reunía para Aristóteles el doble significado de límite y sentido, y por ello el cumplimiento del telos propio significaba para el hombre a un tiempo su perfección y su felicidad”. (Ana Marta González, Naturaleza y dignidad
personal, desde el pensamiento de R. Spaemann –extraído de R. Spaemann, Ontología de derechas y de izquierdas-.
Tomás de Aquino
(2) “Los animales están suficientemente dotados por naturaleza para alcanzar su respectivo telos. ¿Por qué no el hombre? La respuesta a dicha objeción encierra un argumento antropológico central: "la naturaleza no le falla al hombre en las cosas que son necesarias, pues, aunque no le haya dado las mismas armas y defensas que a los animales, le ha dado la razón y las manos por las que puede adquirir tales cosas; no le ha fallado en lo que es necesario, pues aunque no le ha dado facultad alguna para conseguir la felicidad, lo que era imposible, le ha dado el libre albedrío, mediante el cual puede dirigirse a Dios, para que le haga feliz" (Tomás de Aquino, Summa Theologica, III, V, 5 ad 1). Sigue una cita de Aristóteles: "lo que podemos a través de nuestros amigos es como si lo pudiéramos por nosotros mismos" (Ver Aristóteles, Ética a Nicómaco, 1112 b 25). (Robert Spaemann, Lo natural i lo racional. Ensayos de Antropología, Ediciones Rialp, Primer ensayo: sobre el concepto de una naturaleza del hombre)
Pascal
(3) “Que el hombre supera al hombre es más que un aperçu. Significa exactamente que la especificidad de los actos que caracterizan al hombre como tal se pierde cuando son entendidos "antropológicamente", es decir, como expresión del ser-así que lleva a cabo esos actos. Según una definición del siglo XVI, cuyo sentido sería luego retomado por Hegel, el conocimiento es fieri aliud inquantum aliud (hacerse otro en tanto que otro). Entendido en este sentido, el acto del conocimiento escapa a toda interpretación naturalista y también a toda interpretación antropológica. Por naturaleza todo organismo constituye un sistema que está en intercambio con su ambiente. Todo ser vivo ocupa el centro de su mundo. El mundo se le muestra como un espacio de relevancias, y algo adquiere relevancia en función de lo que es para ese organismo. Percibir a los otros en tanto que otros, a mí mismo como situado frente a ellos, como "entorno" para otros centros y escapar así del centro de mi mundo; esta "posición excéntrica" (concepto introducido por Helmut Plessner) abre un reino de  epikeina tes ousias -como dijo Platón para designar el lugar del bien- "más allá del modo en que uno es". El hecho de que encontremos en nosotros la idea del absoluto -de "lo infinito"- no puede derivarse, como señaló Descartes, de nuestra naturaleza finita y condicionada. "Amor Dei usque ad contemptum sui" (Agustín de Hipona): esto trasciende la naturaleza.” (Robert Spaemann, Lo natural i lo racional. Ensayos de Antropología, Ediciones Rialp, Primer ensayo: sobre el concepto de una naturaleza del hombre)
Leibniz
(4) “…lo que define a la naturaleza humana como humana. Esta se define por algo que no es ella misma: por una anticipación. Sólo si la estructura de dicha anticipación está de alguna manera prefigurada en la estructura general de la naturaleza, es posible entender al hombre como un ser abierto al absoluto y a la vez como un ser natural. Leibniz fue el primero que hizo valer una naturaleza estructurada de este modo, tras la reducción cartesiana de la naturaleza a mera extensión. Él mismo fue quien -a la vez que Newton- hizo posible por primera vez, gracias al cálculo diferencial, el dominio matemático del acontecimiento fundamental de la naturaleza, del movimiento. Pero inmediatamente se dio cuenta de que su precio era la disolución del movimiento en una serie inacabada de estados de reposo infinitesimales, es decir, precisamente del carácter dinámico del movimiento. Comprendió que sólo se puede entender el movimiento en analogía con nuestro propio "tender hacia algo", esto es, como anticipación de algo futuro. De este modo introdujo Leibniz el concepto de fuerza como algo interior; algo que sólo puede pensarse como creación de algo que todavía no se es. Y definió el "conatus", el impulso subyacente a todo movimiento, como "un punto que ocupa una parte del espacio más grande que él mismo", "le point trascendant le point", podríamos decir modificando la frase de Pascal. Sólo podemos concebir el movimiento de manera antropomórfica. Porque sólo podemos definir a un cuerpo como móvil en un instante t1 si anticipamos a la vez un instante t2.” (Robert Spaemann, Lo natural i lo racional. Ensayos de Antropología, Ediciones Rialp, Primer ensayo: sobre el concepto de una naturaleza del hombre).


Continúa en la entrada siguiente





No hay comentarios:

Publicar un comentario