sábado, 12 de diciembre de 2015

El perdón* (y 6)

Queda por plantearse la pregunta acerca de si cabe perdonarse a sí mismo. Este tipo de perdón es imposible respecto de las faltas contra los demás. Pero hay faltas y errores que conciernen exclusivamente a la existencia propia.

Cabe preguntarse al mismo tiempo si hay deberes para con uno mismo que se puedan vulnerar.

Tenemos la sensación de que somos responsables de nosotros mismos y de la vida que tenemos que vivir. Sin embargo, sólo se puede pensar lo que se siente en esa sensación, si pensamos al hombre como imagen y representante de un incondicionado que no es parte de sí mismo.

La idea de responsabilidad de sí mismo es una idea religiosa, más aún, es una idea fundamental para la religión.

Esta responsabilidad sobre los propios actos se puede afrontar desde diferentes puntos de vista. Cuando se piensa impersonalmente, cuando no se piensa en absoluto como sujeto, no se puede se puede ser objeto de un posible perdón, ni puede el hombre perdonarse su falta de responsabilidad consigo mismo: no hay perdón alguno para ella. Por eso, la idea de responsabilidad consigo mismo se puede mantener únicamente cuando se piensa un perdón posible, es decir, cuando se piensa también un sujeto del perdón.

* Ver Robert Spaemann: Felicidad y benevolencia ‘1989’ (Glück und Wohlwollen) – Ediciones Rialp ‘1991’ Segunda parte. Perdón. IV. Página 284-285




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