¿El amor benevolentiae es
indiscriminado?, ¿vale de igual modo para todos? Si fuera así la benevolencia
carecería de aplicación práctica. Se reduciría a un imperativo de imparcialidad
y a la exigencia de universalización, pero perdería la fuerza capaz de abrirse
a la realidad, que nos permite percibir los sujetos que pueden ser objeto de
nuestro respeto conforme al deber, y el amor se convertiría en una inclinación
patológica al estilo kantiano, un fenómeno instintivo que sería absolutamente
incapaz de revelar nuestra identidad; la vida y la razón quedarían separadas de
nuevo. Debe existir una conexión interna entre la experiencia del amor único y exclusivo
y la universalidad de la benevolencia
Jean Paul |
Las formas originarias y más
puras de benevolencia -simpatía, amistad, agradecimiento- son completamente
contingentes respecto de su objeto. Jean Paul (1) ha llamado la atención acerca
de que el sentimiento de agradecimiento es esencialmente desinteresado.
La benevolencia de seres finitos
tiene carácter de agradecimiento, originariamente contingente, y prueba su
autenticidad en que en el individuo singular al que se dirige tiene una
vivencia del mundo en su conjunto y lo ven en una nueva luz. Así se suprime la
contingencia inicial. Un sólo individuo representa el todo.
(1) Johann-Paul-Friedrich (Jean Paul) Richter: Quintus Fixlein, Obras completas, I, 5, p. 208 y siguientes
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