martes, 17 de noviembre de 2015

La conciencia (y 4)

Existe la conciencia errónea, con la que se puede causar en ocasiones una grave injusticia actuando en conciencia. Pero esta casuística no invalida el hecho de que hay seguir la conciencia.

La dignidad del hombre descansa en que es una totalidad de sentido; lo bueno y correcto objetivamente, para que sea bueno, debe ser considerado también por él como bueno, ya que para el hombre no existe nada que sea tan sólo "objetivamente bueno". Si no lo reconoce como bueno, entonces justamente no es bueno para él. Debe seguir su conciencia; lo cual tan sólo quiere decir que debe hacer lo que tiene por objetivamente bueno, cosa que en el fondo es algo trivial: realmente bueno es sólo lo que tanto objetiva como subjetivamente es bueno. (1)

El hecho de que cada uno tenga que seguir la propia conciencia no significa que en el ámbito social cualquiera debe poder hacer lo que le permite su consciencia (2). Vivir en sociedad puede suponer encontrar limitaciones para actuar en conciencia, pero los impedimentos externos no la hieren, es más, la manera de comprobar la autenticidad de la decisión de conciencia es que origine un conflicto, que optar por alternativas desagradables. Sólo se lesiona la dignidad humana al obligar a alguien a ir contra su conciencia, como es el caso de la tortura. (3)

(1) Ver Robert Spaemann. Etica: cuestiones fundamentales, VI. El individuo o ¿hay que seguir siempre la conciencia?, página 94
(2) “Pertenece a los derechos del hombre el que no dependan del juicio de conciencia de otro hombre” (Spaemann, Etica: cuestiones fundamentales, VI. El individuo o ¿hay que seguir siempre la conciencia?, página 95)
(3) Ver Robert Spaemann. Etica: cuestiones fundamentales, VI. El individuo o ¿hay que seguir siempre la conciencia?, páginas 95 a 97.



No hay comentarios:

Publicar un comentario