Existe la
conciencia errónea, con la que se puede causar en ocasiones una grave
injusticia actuando en conciencia. Pero esta casuística no invalida el hecho de
que hay seguir la conciencia.
La dignidad del
hombre descansa en que es una totalidad de sentido; lo bueno y correcto
objetivamente, para que sea bueno, debe ser considerado también por él como
bueno, ya que para el hombre no existe nada que sea tan sólo
"objetivamente bueno". Si no lo reconoce como bueno, entonces
justamente no es bueno para él. Debe seguir su conciencia; lo cual tan sólo
quiere decir que debe hacer lo que tiene por objetivamente bueno, cosa que en
el fondo es algo trivial: realmente bueno es sólo lo que tanto objetiva como
subjetivamente es bueno. (1)
El hecho de que
cada uno tenga que seguir la propia conciencia no significa que en el ámbito
social cualquiera debe poder hacer lo que le permite su consciencia (2). Vivir
en sociedad puede suponer encontrar limitaciones para actuar en conciencia,
pero los impedimentos externos no la hieren, es más, la manera de comprobar la
autenticidad de la decisión de conciencia es que origine un conflicto, que
optar por alternativas desagradables. Sólo se lesiona la dignidad humana al
obligar a alguien a ir contra su conciencia, como es el caso de la tortura. (3)
(1)
Ver Robert Spaemann. Etica: cuestiones
fundamentales, VI. El individuo o ¿hay que seguir siempre la conciencia?,
página 94
(2)
“Pertenece a los derechos del hombre el
que no dependan del juicio de conciencia de otro hombre” (Spaemann, Etica:
cuestiones fundamentales, VI. El individuo o ¿hay que seguir siempre la
conciencia?, página 95)
(3) Ver Robert Spaemann. Etica:
cuestiones fundamentales, VI. El individuo o ¿hay que seguir siempre la
conciencia?, páginas
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