Cada
hombre tiene unos deberes fundamentales de justicia para con los demás por el
simple hecho de pertenecer al género humano.
En
el mundo actual existe un conjunto de relaciones, particularmente económicas,
entre los diversos grupos humanos. Si este conjunto de relaciones fuera
aproximadamente simétrico, no habría problemas de justicia. Pero en la medida
en que en el interior del sistema, ante todo del mercado mundial, se da una
auténtica posición de poder se invoca a la justicia frente a los que detentan
esas posiciones. Son algo más que partes en este intercambio; son repartidores
o distribuidores, y como a tales se les debe exigir que tengan en cuenta el
criterio de la justicia distributiva.
Aun
cuando siempre se den diferencias de poder y sea por eso siempre exigible la
justicia, pertenece a esta virtud colaborar para hacerse a sí misma superflua;
va, en efecto, contra la exigencia fundamental de la simetría que unos hombres
estén absolutamente a merced de otros y dependan de que éstos sean hombres
justos. Por eso pertenece a la justicia, como estado o situación, el control de
la fuerza y la división de poderes, y pertenece a la justicia de los fuertes su
disposición para un acuerdo sobre la limitación de su poder merced a
instituciones de derecho. (1)
Más
allá de la consideración de la resolución de conflictos de intereses, justicia
significa reconocer que todo ser humano merece respeto por sí mismo (2). Se
puede decir que hacer justicia al ser humano y la realidad va más allá de la
justicia como se entiende habitualmente. Esto supone dos exigencias:
conocimiento y amor. Sin saber qué es el ser humano ni lo que realmente
necesita, se actuará en falso. El amor significa aquí benevolencia, querer dar al
otro lo que es bueno para el (3).
(1) Ver Robert
Spaemann. Etica: cuestiones fundamentales, Eunsa, IV. Justicia o yo y
los otros. Páginas 64-65
(2) Ver Robert
Spaemann. Etica: cuestiones fundamentales, Eunsa, V. Convicción y
responsabilidad o ¿el fin justifica los medios? Página 71
(3) Ver Robert Spaemann. Etica:
cuestiones fundamentales, Eunsa, V. Convicción y responsabilidad o ¿el fin
justifica los medios? Página 72
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