viernes, 6 de noviembre de 2015

Moral teleológica y deontológica* (1)


Max Weber
¿Las acciones son buenas o malas por sus consecuencias o por sí mismas? El sociólogo Max Weber introdujo dos conceptos de ética que caracterizan dos posiciones que consideraba irreconciliables: ética de responsabilidad o política y ética de convicción o de los santos. (1)

Actualmente la cuestión planteada por Weber se debate utilizando los términos moral deontológica y moral teleológica.

Spaemann define como deontológica la moral que llama buenos o malos ciertos comportamientos en general sin tener en cuenta las consecuencias; y como teleológica aquella otra que deduce el valor de las acciones en base al conjunto de las presuntas consecuencias. A la moral teleológica o ética de responsabilidad se le llama también utilitarismo.

Considera que la alternativa ética de convicción-ética de responsabilidad, lo mismo que la alternativa deontología-utilitarismo, no ayuda a clarificar las cosas que tratan porque “no hay ética alguna que prescinda absolutamente de las consecuencias de los actos, ya que es absolutamente imposible definir un acto sin considerar sus precisos efectos. Actuar significa producir efectos.”

Lo que hay que averiguar es hasta donde llega la responsabilidad de una acción, es decir, saber si determinadas consecuencias nunca pueden ser causadas o si está permitido cualquier acto con tal de que a la larga quede justificado por el conjunto de las consecuencias positivas. Dicho de otra manera, si el fin justifica los medios cuando  un fin bueno compensa el mal producido por los medios empleados.

* Ver Robert Spaemann. Etica: cuestiones fundamentales, Eunsa, V. Convicción y responsabilidad o ¿el fin justifica los medios? Páginas 73 a 75
(1) “Entendía por ética de responsabilidad la actitud de una persona que, en sus acciones, considera el conjunto de las previsibles consecuencias, y se pregunta cuáles son -desde el punto de vista del contenido de valor de la realidad- las consecuencias mejores en conjunto, y entonces actúa en consecuencia; y eso aunque tenga que realizar lo que, aisladamente considerado, deberíamos considerar como malo. ... Según la ética de convicción, por el contrario, actúa el pacifista que no está dispuesto a matar en ninguna circunstancia, tampoco incluso si la extensión de la idea pacifista aumenta de un lado el peligro de guerra. (Ver Robert Spaemann. Etica: cuestiones fundamentales, obra citada, Página 73)

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