Sócrates |
Comenta Spaemann que en sus inicios nos encontramos con
Sócrates, que dice de sí mismo que sólo sabe que nada sabe. A nadie dice lo que
debe o no debe hacer, sino que lleva a la gente a entrar en discusión acerca de
las opiniones morales que ha heredado. De este modo, resultaría natural entender
la ética filosófica como una objetivación científica de las concepciones
existentes acerca de qué es lo bueno y lo
malo, como un análisis de las ideas morales y del uso moral del lenguaje,
como una clasificación de concepciones y tradiciones morales diversas bajo
puntos de vista sociológicos, psicológicos o lógicos.
Añade que desde siempre la ética filosófica
ha sido otra cosa. En la medida en que los filósofos hablaban sobre lo que
antes de ellos y con independencia de ellos se creía, sabía, pensaba y decía
sobre la vida buena y recta. Además siempre se han implicado en el debate sobre la cosa misma. No eran
únicamente espectadores de la «comedia humana», sino participantes también.
Sócrates no hizo una tipología de las respuestas que obtenía en
sus entrevistas, sino que quería descubrir la verdad. Desde entonces los
filósofos siempre han mantenido un diálogo permanente, crítico -es decir,
reflexivo- sobre las opiniones existentes. Y a ese diálogo se le denomina ética filosófica o filosofía moral, que presupone siempre la experiencia moral.
Al reflexionar unimos nuestras experiencias y conocimientos o
descubrimos una unidad subyacente a ambos. Esta unidad arroja una nueva luz
sobre lo que ya sabíamos, lo entendemos
mejor. Esta comprensión no deja lo comprendido intacto; pues lo comprendido no
es un objeto exterior, sino que era ya un comportamiento inteligente hacia el
mundo y hacia nosotros mismos.
En la reflexión filosófica nos instruimos a nosotros mismos
sobre nosotros mismos. Y en cuanto instruidos no somos ya los mismos. Así pues,
la ética filosófica no deja tal cual es aquello sobre lo que reflexiona. Se
implica.
l. Intenta que nuestros propios sentimientos, experiencias y
juicios morales, en un principio a menudo dispares, formen un conjunto
coherente; intenta hacerlos mutuamente útiles para su comprensión.
2. Trata de poner en conexión los sentimientos, experiencias y
juicios morales de diferentes hombres de distintas épocas y culturas para
calibrarlos, relacionarlos y compararlos entre sí.
3. Trata de comprender los fenómenos morales, que tienen que ver
con las palabras bueno y malo, como algo que tiene su origen en
un fundamento común, y trata de identificar dicho fundamento.
Estos tres puntos se desarrollan en la entrada siguiente.
*Ver Robert Spaemann: Límites. Acerca de la dimensión ética del actuar (2001), Eiunsa (2003), ¿Qué es la
ética filosófica? páginas 19 a
27.
Continúa en la siguiente
entrada
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